SE PROHÍBEN UN TOTAL DE 15 PRÁCTICAS
La nueva política prohíbe quince prácticas que incluyen desde llevar velo o portar barba que la normativa tacha de "anormal", sin especificar qué se considera anómalo, hasta negarse a ver los canales de televisión o radio oficiales o impedir que los menores reciban la educación estipulada a nivel nacional.
Además, el texto de la regulación, publicado por medios locales, ilegaliza casarse o divorciarse a través de procesos religiosos en lugar de utilizar procedimientos legales, o dañar de manera deliberada carnés de identidad oficiales, registros domiciliarios e incluso la moneda china.
Las medidas contra estas "manifestaciones de extremismo" se enmarcan en la campaña del Gobierno contra lo que considera terrorismo en esta convulsa región del oeste del país, hogar de la minoría étnica uigur, de fe musulmana. Los conflictos entre ciudadanos de esta etnia y de la han, la mayoritaria en el país y predominante en el Ejecutivo, son habituales.
Pekín suele atribuir la violencia, por la que han fallecido cientos de personas en los últimos años, a grupos islamistas y secesionistas con vínculos en el extranjero, mientras uigures en el exilio y grupos de derechos humanos consideran que los conflictos son fruto de la represión del régimen a la libertad religiosa de esta minoría étnica y otras políticas en la región.
Las autoridades crearán un "cuerpo especial" para garantizar que se cumple la normativa en toda la región, si bien no han precisado qué medidas punitivas se aplicarán. El texto sólo menciona que las penas contra delitos graves se decidirán en base a la Ley Antiterrorista y otras legislaciones.
En opinión de grupos uigures, esta última decisión del régimen chino es una "provocación" y un nuevo intento de limitar sus libertades.
"Es otra manera más de legitimizar la represión del Gobierno chino contra los uigures", denunció en declaraciones un portavoz del Congreso Mundial Uigur, Dilxat Raxit.
El régimen chno ha incrementado la presencia militar en Xinjiang en los últimos meses tras nuevos ataques y celebró en febrero un masivo desfile castrense que reunió a más de 10.000 militares en la capital de la región.