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Los titulares más destacados que deja el discurso de Pedro Sánchez desde Moncloa

Pedro Sánchez ha comunicado que continúa al frente del Gobierno de España en una comparecencia institucional desde Moncloa.

Lo ocurrido estos días en España no tiene precedentes. El presidente del Gobierno ha desaparecido de la escena pública durante cinco días para "reflexionar" sobre su continuidad al frente del Ejecutivo por la apertura de diligencias contra su esposa, Begoña Gómez, tras una denuncia de 'Manos Limpias' por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios, causa que la Fiscalía ya ha archivado.

En una comparecencia institucional prevista en un primer momento para las 12:00 horas de la mañana, y que ha terminado siendo a las 11:00 horas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha mostrado decidido a continuar al frente del Ejecutivo "con más fuerza si cabe" tras el periodo de reflexión que se ha tomado en los últimos días ante lo que él considera una campaña de acoso y derribo contra él y contra su esposa.

Sánchez ha hecho este anuncio en una declaración institucional en La Moncloa despejando así la incógnita sobre la posibilidad de que presentara su dimisión y después de trasladarse al Palacio de La Zarzuela para comunicar al rey su decisión. "He decidido seguir con más fuerza si cabe al frente de la Presidencia del Gobierno de España", ha remarcado tras haber expuesto en su discurso una serie de reflexiones que se ha planteado estos días preguntándose si merecía la pena continuar o no.

Los titulares del discurso de Sánchez

"La única forma de avanzar es detenerse", exponía Sánchez al poco de iniciar su comparecencia institucional, y lo hacía para justificar que la decisión más política, ser o no ser presidente del Gobierno de España, no tiene que ver con la política: "no es una cuestión ideológica, he dado este paso por motivos personales", ha recalcado.

Unos motivos que cimientan en los presuntos casos de corrupción en los que estaría envuelta su esposa, Begoña Gómez: "si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido, es poner el foco en las víctimas y no en los agresores", hechos ante los que considera que hay que mostrarse firmes: "o decimos basta o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro condenándonos como país. Nos acabará destruyendo como país", ha lamentado.

No podía faltar el agradecimiento al PSOE, su partido, "que ha influido decisivamente en mi reflexión", y ha calificado con términos duros el debate político: "llevamos demasiado tiempo dejando que el fango colonice impunemente la vida política, contaminándonos de prácticas tóxicas", a la vez que ha lanzado una petición a la sociedad española: "por la regeneración pendiente de nuestra democracia poniendo freno a la política de la vergüenza que abra paso a la limpieza, a la regeneración, al juego limpio".

Pedro Sánchez ha recordado la Guerra Civil, el Golpe de Estado o la pandemia, instando a mostrar al mundo cómo se defiende la democracia, tarea que explica, "yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de España". Hasta hoy el punto y aparte a una legislatura que continúa.

Díscurso íntegro de Pedro Sánchez desde Moncloa

"Buenas tardes, como saben, el pasado miércoles escribí una carta dirigida a toda la ciudadanía. En ella les planteaba si merecía la pena soportar el acoso que desde hace 10 años sufre mi familia, de presidir el gobierno de España. Hoy, tras estos días de reflexión, tengo la respuesta clara.

Si aceptamos todos, como sociedad, que la acción política permite el ataque indiscriminado a personas inocentes. Si consentimos que la contienda partidista justifique el ejercicio del odio, de la insidia y de la falsedad hacia terceras personas, entonces no merece la pena.

Si las mentiras más groseras sustituyan el debate respetuoso y racional basado en evidencias, entonces no merece la pena. Por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas que uno más quiere y respeta.

Y ver cómo se intenta destruir su dignidad sin el más mínimo fundamento. Tal y como les anuncié, necesitaba parar y reflexionar sobre todo ello. Y sé que la carta que les envié pudo desconcertar, porque no obedece a ningún cálculo político. Y es cierto.

Soy consciente de que he mostrado un sentimiento que en política no suele ser admisible. He reconocido ante quienes buscan quebrarme, no por quién soy, sino por lo que represento, que he dudado. Esta situación, que no deseo a nadie. También porque, sea cual sea nuestro oficio, nuestra responsabilidad laboral, vivimos en una sociedad donde sólo se nos enseña y se nos exige mantener la marcha a toda costa.

Pero hay veces en que la única forma de avanzar es detenerse, reflexionar y decidir con claridad por dónde queremos caminar. He actuado desde una convicción clara, o decimos basta o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro, condenándonos como país.

Es cierto que he dado este paso por motivos personales, pero son motivos que todo el mundo puede entender y sentir como propios, porque responden a valores troncales de una sociedad solidaria. Y familiar, como es la española, porque esto no es una cuestión ideológica. Estamos hablando de respeto, de dignidad, de principios que van mucho más allá de las opiniones políticas y que nos definen como sociedad.

Esto nada tiene que ver con el legítimo debate entre opciones políticas. Tiene que ver con las reglas del juego. Si consentimos que los bulos deliberados dirigen o dirijan el debate político, si obligamos a las víctimas de esas mentiras a tener que demostrar su inocencia en contra de la regla más elemental de nuestro estado de derecho, si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido, si en definitiva permitimos que la sin razón se convierta en rutina, la consecuencia será que habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia.

Exigir resistencia incondicional a los líderes objeto de esa estrategia es poner el foco en las víctimas y no en los agresores, y confundir libertad de expresión con libertad de difamación es una perversión democrática de desastrosas consecuencias.

Por tanto la pregunta es sencilla ¿queremos esto para España? Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos 10 años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella.

Lo importante, lo verdaderamente trascendente, es que queremos a España. Quiero agradecer de corazón las muestras de solidaridad y de empatía que hemos recibido de todos los ámbitos sociales. Lógicamente me van a permitir un agradecimiento especial a mi querido Partido Socialista.

La movilización social que ha influido decisivamente mi reflexión y que vuelvo a agradecer, quiero compartir con todos ustedes lo que finalmente he decidido. De ello he informado previamente al Jefe del Estado esta misma mañana. He decidido seguir, seguir con más fuerza si cabe al frente de la presidencia del Gobierno de España.

Esta decisión no supone un punto y seguido, es un punto y aparte, se lo garantizo.

Asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y con serenidad por la regeneración pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidación de derechos y de libertades. Asumo la decisión de continuar con más fuerza si cabe al frente de la presidencia.

Solo hay una manera de revertir esta situación. Que la mayoría social, como ha hecho estos cinco días, , se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo.

Porque esto no va del destino de un dirigente particular. Eso es lo de menos. Se trata de decidir qué tipo de sociedad queremos ser. Y creo que nuestro país necesita hacer esta reflexión colectiva. De hecho, durante estos cinco días ya hemos comenzado a hacerla. Una reflexión colectiva que abra paso a la limpieza, a la regeneración, al juego limpio.

Llevamos demasiado tiempo dejando que el fango colonice impunemente la vida política, la vida pública, contaminándonos de prácticas tóxicas inimaginables hace apenas unos años. Apelo, en consecuencia, a la conciencia colectiva de la sociedad española. Una sociedad que, desde el acuerdo generoso, supo sobreponerse a las terribles y profundas heridas del peor de sus pasados.

Una sociedad que consiguió vencer de manera ejemplar todos los desafíos democráticos que sufrió. Que superó con éxito una pandemia. Que, pese al difícil contexto geopolítico que sufrimos con guerras en Oriente Medio y en Ucrania, vive un muy buen momento económico. Y respira paz social. Una sociedad que asombró al mundo por su aceptación entusiasta de los derechos y de las libertades pasando de ser un país oscuro a un referente internacional de libertades y de democracia, de progreso y de convivencia.

Hoy pido a la sociedad española que volvamos a ser ejemplo, inspiración para un mundo convulso y herido, porque los males que nos aquejan no son ni mucho menos exclusivos de España. Forman parte de un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad, el odio y la apelación a miedos y amenazas que no se corresponden ni con la ciencia ni con la racionalidad.

Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia. Pongamos fin a este fango de la única manera posible, mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más allá de las siglas y de las ideologías que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de España. Gracias".

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