ESTUDIO DE UNA UNIVERSIDAD
Está en nuestros genes, no podemos evitarlo, y algunos piensan que es el deporte nacional: la envidia.
Este pecado capital no se queda en casa, nos lo llevamos también al trabajo. Según un estudio, sus efectos se notan, incluso, a la hora de decidir los salarios. El catedrático de economía de la Universidad Carlos III de Madrid, Antonio Cabrales, dice que "las diferencias salariales son más comprimidas por culpa de la envidia. No se sube tanto el sueldo a las estrellas para no perjudicar a los demás".
También afecta a la forma de promocionar a las personas. No siempre se asciende a los más capacitados.
Pero la envidia también puede ser beneficiosa para la empresa. Si se sabe conducir bien puede incentivar una competencia sana.