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Santiago de Compostela

La costosa tarea de buscar un piso de estudiantes en Santiago: "La cola daba la vuelta a la calle"

Los estudiantes se lamentan a las puertas de la inmobiliaria Julio Gerpe sobre la escasa oferta de pisos, el estado de estos y la subida de los precios.

Como cada comienzo de julio, la estampa se repite: decenas de estudiantes se agrupan a las puertas de las inmobiliarias compostelanas buscando piso para el próximo curso. Algunas, como la Julio Gerpe en Avenida de Vilagarcía, forma filas de espera incluso horas antes de su apertura.

Clara, Nuria, Iker y Carmen vienen desde Lalín —a 40 minutos en coche de la capital— y llegaron al campo de batalla algo antes de las siete. Eso sí, ya tenían a varias personas delante. Con su café y sus sillas plegables, se sentaron a esperar la ansiada hora de apertura, las diez de la mañana. "Lo de ayer fue inhumano, así que hoy hemos venido preparadas", cuenta Clara entre risas desde su silla, "ayer vinimos más tarde porque no sabíamos cómo iba, así que llegamos a las nueve o nueve y media y la cola llegaba al final de la calle de atrás —la Avenida de Ferrol—", añade.

Los que ayer llegaron de últimos a la cola, aunque antes de la apertura del local, no consiguieron ver gran cosa. Todo porque, con el levantamiento de la verja, los trabajadores de la inmobiliaria van cerrando pequeños grupos de estudiantes para realizar rutas por pisos.

Los grupos, limitados, se crean por orden de llegada y las visitas se efectúan por distintos inmuebles que atienden a características concretas. Una de las rutas enseña, por ejemplo, pisos de tres habitaciones por el barrio de Conxo.

Dado lo anterior, el grupo laninense no obtuvo muchos frutos tras su primera espera. "Los pisos que llegamos a ver en el centro fueron a las cuatro de la tarde y ya era lo que nadie quería, como algunos con humedades", explica Nuria. Dicen encontrarse inmuebles en bastante mal estado y con poca limpieza, pero añade Clara que "saben que alguien lo va a coger igual, a lo desesperado".

Sobre precios, esperan no pagar más de 250 sin gastos por cabeza. Otro chico, en la fila, cuenta que empezó su etapa estudiantil pagando algo menos de 200 euros de alquiler y que, ahora, le cuesta encontrar algo que no rebase los 250.

En definitiva, los estudiantes encuentran cada vez menos oferta, lo que achacan al aumento de viviendas de uso turístico en la ciudad. Ello hace que, al mantenerse la demanda, los precios suban cada año un poco más. Pero, con ello, dicen que las condiciones y el estado de los inmuebles no mejoran.

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