EL VELÓDROMO, TODAVÍA POR HACER

Las instalaciones de Río, al 80% a un año de los Juegos Olímpicos

La ciudad de Río de Janeiro tiene terminadas en un 80% las obras de las instalaciones deportivas de los Juegos Olímpicos de 2016, justo cuando faltan 365 días para que dé comienzo la cita deportiva; "todo está dentro del plazo y del coste previsto", según el alcalde de la ciudad, Eduardo Paes.

Desde el estadio Arena Carioca 3, que acogerá pruebas de gimnasia y ya está prácticamente terminado, con las sillas recién instaladas, Paes ha mostrado su satisfacción por los enormes avances que se han hecho en los últimos meses: "Lo que estamos haciendo aquí es un milagro. Literalmente", ha dicho, bromeando con que los latinoamericanos no tienen precisamente un historial de cumplir plazos.

En este caso, confía, será diferente, ya que muchas obras están prácticamente terminadas: el campo de golf (98%), el centro de prensa (95%), la villa olímpica (89%) o los tres principales pabellones del parque olímpico (90%). En algunos casos, como en el estadio de balonmano, incluso se ralentizará el ritmo de las obras porque terminarlo muy pronto supondría demasiados costes de mantenimiento.

El velódromo, a medio hacer

Lo que más preocupa es el velódromo, que por ahora apenas es un esqueleto blanco que ni siquiera ha sido cubierto, aunque el alcalde le ha quitado importancia porque es el estadio más pequeño del parque olímpico, con 5.000 asientos. En cambio, se ha logrado revertir la grave situación del parque de Deodoro; hace un año las obras no habían empezado y ahora ya está terminado al 70% aproximadamente.

El buen ritmo al que avanzan los trabajos hace que las relaciones con el Comité Olímpico Internacional (COI) estén en su mejor momento desde que Río fue escogida sede. Según Paes, la familia olímpica está muy atenta a los avances, no sólo de las instalaciones deportivas, sino también a las obras de movilidad que quedarán como legado para los cariocas.

Los Olimpiadas de Barcelona, modelo a seguir para Rio

De hecho, ha remarcado la diferencia con la FIFA cuando se preparaba el Mundial de Fútbol de 2014, puesto que los miembros de esta institución solo estaban pendientes de los estadios y de los hoteles en los que se iban a hospedar, ha dicho, rompiendo el clima de "paz y amor" que ha dominado la rueda de prensa, ha bromeado.

Una vez más, el alcalde ha puesto a Barcelona como modelo, pero ha asegurado que Río superará esa marca porque partía de una realidad peor y porque se están haciendo obras que llevaban años esperando en un cajón. "Estoy haciendo lo que un montón de alcaldes que me precedieron prometieron y nunca cumplieron", ha dicho Paes.

Casi 40.000 millones de euros para los Juegos Olímpicos

Un total de 16 kilómetros más de metro, 42 kilómetros de tranvía, cientos de kilómetros de carriles de uso exclusivo para autobuses (BRT), la renovación total de la región portuaria con el proyecto del Porto Maravilha o los proyectos para acabar con las inundaciones en los barrios del norte son algunas de las obras de "legado" que nunca hubieran salido del papel sin las Olimpiadas.

Convertir la 'ciudad maravillosa' en una ciudad olímpica costará 38.200 millones de reales (casi 11.000 millones de dólares), de los cuales el 57% proviene de la iniciativa privada, uno de los argumentos preferido del alcalde para defender que los Juegos no repercutirán excesivamente en el bolsillo del contribuyente.

El futuro de los pabellones ya está decidido

Al margen de la contención en el coste el otro reto para conquistar el apoyo ciudadano es acabar con la sombra de los "elefantes blancos", las grandes instalaciones que quedan abandonadas después de los Juegos. Según Paes, en Río no habrá nada de eso porque cada pabellón ya tiene su futuro definido; unos se transformarán en escuelas o centros de entrenamiento y otros, como el de balonmano o el de natación, serán desmontados.

Fiel a su estilo carismático y empujado por el optimismo, Paes incluso ha lanzado un comentario a los escépticos con la capacidad de Río y Brasil para organizar unos Juegos con éxito: "El estadio olímpico de Londres costó más que todo este parque olímpico y desde 2012 no entra nadie. La última persona que entró fui yo, para recoger la bandera olímpica".

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