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Fernando Alonso y un Aston Martin con licencia para matar

Sigue alimentando la ilusión española por la F1 dos décadas después: a sus 41 años, Alonso aún persigue el sueño del tricampeonato y nos hace 'regresar al futuro' con su Aston Martin.

Fernando Alonso, exultante en el podio de BahréinEFE

Muchos aficionados españoles a la Fórmula 1 se levantaron este domingo con un cosquilleo en el estómago. Era una sensación difícil de explicar, pero de alguna manera sabían que iban a regresar al futuro: Fernando Alonso les iba a hacer viajar dos décadas atrás, cuando la F1 no era todavía un deporte de masas en nuestro país. Corría marzo de 2003 y aquel niño asturiano se convertía, a bordo de Renault, en el piloto más joven en subirse al podio del 'Gran Circo'. Fue en Malasia y el resto es historia: la afición, el aprendizaje (¿quién carajo sabía qué era un endplate?), la histeria colectiva. La 'Alonsomanía'.

Dos décadas después, esta vez al volante de un Aston Martin, Alonso ha vuelto a hacernos sentir algo parecido. Nos ha rejuvenecido las canas. Entre medias se hizo con dos Mundiales (2005 y 2006), subió a los altares y descendió a los infiernos, pilotó para las mejores marcas e, incluso, dejó la categoría reina del motor para volver aún más fuerte. El asturiano ganó el Mundial de Resistencia de la FIA en 2019, las 24 Horas de Le Mans en 2018 y 2019, las 24 Horas de Daytona también en 2019... e incluso se atrevió a disputar el rally Dakar. Ahora, más viejo pero más diablo, está persiguiendo un imposible.

Hace tiempo que Alonso podría estar jubilado. Sin embargo, arriesgó con 'El Plan' de Alpine y ahora ha vuelto a enrolarse en 'La Misión' de Aston Martin. Esta vez, increíblemente, parece haber acertado al fin. El piloto de 41 años sigue obsesionado con el tricampeonato en una titánica lucha contra su reloj vital, contra la historia, contra todo. Para ello, el ovetense sigue alimentando la épica de su retorno a la élite deportiva, algo que solo han conseguido los más grandes. No hay ningún combustible como un sueño.

Red Bull, en otra galaxia

La mala noticia es que Red Bull sigue inmerso en la dinámica en la que acabó la temporada pasada, cuando Verstappen se proclamó bicampeón mundial en Suzuka a falta de cuatro carreras del final. El equipo energético corroboró con un doblete lo que ya se intuía en los test invernales: se van a pasear por los circuitos. Enhorabuena, 'Mad Max'. La buena noticia es que Alonso volvió a subir al podio en su debut con el AMR23 casi dos años después de Qatar 2021. El resultado de la escudería de Silverstone contrasta con la enésima decepción de Ferrari: Charles Leclerc abandonó por una avería en el propulsor y Carlos Sainz sufrió para mantener a raya Lewis Hamilton y acabar cuarto bajo los focos del desierto en Sakhir. Y es que Mercedes parece que tampoco levanta cabeza. Alonso, por su parte, se recuperó de una mala salida, toque incluido de su compañero Lance Stroll, para adelantar después a George Russell, Hamilton y Sainz en su camino hasta el podio. Un monstruo vino a verles.

La mejora de Aston Martin este invierno parece milagrosa. Su monoplaza no parece destinado ahora mismo a ganar el Mundial, pues el español terminó la primera prueba a 38 segundos del inalcanzable Verstappen. No obstante, sí parece que la escudería de la compañía inglesa de deportivos ha venido a dar guerra a Ferrari y Mercedes en la pugna por acabar justo detrás del equipo del búfalo rojo. El SF-23 mantiene los problemas de fiabilidad y de degradación de gomas, mientras que la 'bala plateada' no bota como antaño, pero sigue siendo lenta.

'Mi nombre es Alonso, Fernando Alonso'

El AMR23 saca mucho partido al primer tramo de aceleraciones y parece un vehículo equilibrado en pista, algo que corroboró el sexto puesto de Lance Stroll apenas 12 días después de ser operado de su muñeca. Falta saber cómo evolucionará el bólido verde durante la temporada. Paradójicamente, sus pésimos resultados el año pasado, con el séptimo coche de los diez en pista, juegan ahora su favor: hasta julio tendrán más horas de uso en el túnel de viento que sus rivales. Eso, unido al trabajo de ingenieros como Dan Fallows o Eric Blandin, puede disparar el potencial del Aston Martin.

"Este es un coche fantástico de conducir", soltó Alonso por radio en el tramo final de la carrera. No tenía un monoplaza así desde hace una década, el mismo tiempo que lleva sin pelear por el título. Tras la ceremonia del podio, no podía ocultar su objetivo real: "Ojalá llegue la 33 y, sobre todo, luchar por un Mundial. Supongo que será más adelante, este año no estamos en esa posición, pero quién sabe el año que viene". Si eso sucede, este país se vendrá abajo. Todos hemos envejecido 20 años y ahí sigue él dando guerra, muchos años después a bordo de un coche con licencia para soñar. De momento, en Bahréin ya se ha encargado de recordar a todo el mundo quién es Alonso, Fernando Alonso.

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