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Una noche de primera para el Celta de Vigo

Gabri Veiga desata la locura de Balaídos para certificar la permanencia del Celta de Vigo en LaLiga.

El estadio Abanca Balaídos fue testigo en la noche del domingo de un hito más para el equipo olívico, que no es la primera vez que se enfrenta al descenso en las últimas jornadas. Contra un Barça relajado, los celestes lucharon por la permanencia y demostraron, delante de más de 23.000 celtistas, que son de primera.

Una noche que podría recordar al agónico partido de 2009 contra el Alavés en el que un canterano Iago Aspas, salvó al Celta del descenso a Segunda B. En 2013, se repetía la historia: el Celta contra las cuerdas luchando hasta el final contra la Segunda división. Noventa angustiosos minutos para los celtistas en los que el gol de Natxo Insa sobre el Espanyol, les daba la victoria y permitía que se obrase, una vez más, el milagro.

'¡Gabri, sí; Mouriño, no!'

Anoche, sin Iago Aspas ni Hugo Mallo en el campo, el centrocampista Gabri Veiga fue el encargado de encabezar, la que podría haber sido, la última batalla del Celta en Primera. Pero el porriñes se impuso como el héroe de la noche cuando consiguió romper la infranqueable muralla azulgrana y regalarle a su afición los dos goles que le dieron la victoria, y respiro, al Celta.

Acompañando a las lágrimas de Gabri Veiga tras el gol, las gradas vitoreaban su nombre y clamaban un cántico común "¡Gabri, sí; Mouriño, no!", un reflejo perfecto de la situación con el dueño y presidente del club. Una noche de alegrías para el Celta y su afición que podrá disfrutar, un año más, de ser de PRIMERA.

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