PÉRDIDA DE UN SENTIDO
Investigadores del Instituto de Neurociencias de Alicante han descubierto un nuevo mecanismo que controla la plasticidad de las cortezas cerebrales que procesan la información sensorial tras la pérdida de un sentido.
El hallazgo, publicado en la revista Nature Communications, representa un avance significativo para comprender cómo la corteza cerebral se adapta en personas ciegas o sordas, según un comunicado de este centro mixto del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández de Elche. Los resultados del trabajo, desarrollado en colaboración con el Friedrich Miescher Institute de Basilea (Suiza), exponen por primera vez cuál es el mecanismo por el cuál las áreas sensoriales de la corteza se ajustan a los cambios de información sensorial, y abren una nueva vía a posibles intervenciones terapéuticas en el futuro.
Según las fuentes, los sistemas sensoriales se comunican entre sí en etapas tempranas del desarrollo y el cerebro tiene una "capacidad extraordinaria" de adaptación tras una pérdida sensorial. En personas ciegas de nacimiento, añaden, la corteza privada de información visual es más pequeña y otras cortezas sensoriales, como la somatosensorial (que procesa información táctil de diferentes zonas corporales) se agrandan.
Los investigadores han demostrado la existencia de actividad espontánea de calcioque comunica los sistemas sensoriales
Estos mecanismos de plasticidad que operan entre modalidades sensoriales compensan funcionalmente al individuo con capacidades sensoriales aumentadas.
La investigadora del CSIC Guillermina López-Bendito explica que el tálamo "es la primera estación cerebral donde convergen los estímulos de los distintos sistemas sensoriales en su viaje a la corteza, así que pensamos que podría tener una función clave en los procesos de plasticidad cortical tras la pérdida sensorial".
Mediante la combinación de estudios de imagen de calcio, biología celular, molecular y genética, llevados a cabo en ratones, los investigadores han podido demostrar la existencia de oleadas de actividad espontánea de calcio que comunican a nivel del tálamo embrionario los distintos sistemas sensoriales: visual, auditivo y somatosensorial.
"Estas ráfagas de información en forma de actividad neural mantienen los sistemas sensoriales en homeostasis y permiten el desarrollo normal de las áreas corticales", señala la investigadora. Sin embargo, añade, si se produce una pérdida de un órgano sensorial, "estas olas de actividad neuronal en el tálamo cambian, desencadenando la expresión de genes específicos en el tálamo y, por último, adaptaciones en las áreas corticales".
"Demostramos que en ratones ciegos de nacimiento, la actividad espontánea en el tálamo somatosensorial cambia de patrón y produce la inducción de un gen especifico que hace que la corteza somatosensorial se agrande, y todo ello inmediatamente después del nacimiento", concluye.