Pues va a ser que 2013 no era un año de paso para Hamilton a pesar de su fichaje por Mercedes. El británico sigue empeñado en luchar por el Mundial en el año de su llegada a las flechas de plata y ha logrado la pole en el GP de China por delante de un sorprendente Kimi Raikkonen y de un gran Fernando Alonso que sale desde la tercera plaza de la parrilla.
El asturiano ha sido muy constante en sus vueltas durante toda la ronda clasificatoria y ha demostrado de nuevo que el F138 sí es un coche a la altura de la historia de Ferrari. Al menos en China, así lo dijo el español en la rueda de prensa posterior a la clasificación en la que alabó el rendimiento de su monoplaza.
Y es que no era fácil, ni mucho menos. Porque todo se decidió en tres minutos, en una vuelta. Una vuelta en la que cualquier fallo podía ser fatal y en la que Lewis no falló. Y Kimi tampoco lo hizo. Un Kimi sorprendente, un Kimi con el que todos contaban pero al que se vio poco durante los Libres. Pero Raikkonen esperó el momento justo para demostrar el poder del E21.
Eso espera también Vettel, pero quizá esté esperando demasiado. Sebastian Vettel decidió seguir otra estrategia distinta más enfocada a la carrera y menos a la clasificación y ni siquiera marcó tiempo en Q3. Incluso con esas tuvo una salida de pista, e incluso pensando más en el domingo que en el sábado, el alemán no es precisamente el mejor de los pilotos cuando se trata de salir con algo de tráfico.
Problemas en el RB9... de Webber
Y en la Q2 llegó la noticia. No, no fue el hecho de que Hamilton volviera a llevar la voz cantante en la tabla de tiempos. Fue el hecho de que Mark Webber tuviera que abandonar en plena ronda clasificatoria por un problema de presión en el combustible por el que le pidieron que detuviera el coche y que ahorrara gasolina.
Contrariado se quedó el australiano, un australiano que no tenía ni mucho menos claro que fuera a dar el mínimo de combustible y evitar así que le penalicen de cara a la carrera. No le sucedió eso a Sebastian Vettel, pero el alemán no pudo batir al Mercedes con su Red Bull. Ni tampoco pudo con el Ferrari de Fernando Alonso.
El asturiano, de hecho, fue el más veloz sobre la pista con un juego de neumáticos blandos usados y cuando puso los nuevos tan sólo Lewis Hamilton fue capaz de batirle. Y es que, a pesar de los buenos registros del Red Bull en el primer sector, en el segundo y sobre todo en el tercero el ritmo del RB9 deja bastante que desear por la poca velocidad punta que tiene.
En Q2, aparte de Mark Webber, también cayeron los dos Force India de Paul di Resta y Adrian Sutil, el Williams de Pastor Maldonado, el Toro Rosso de Jean-Eric Vergné y también el McLaren de un Sergio Pérez que todavía no ha cogido el punto a su nuevo monoplaza.
Todos con blandos en Q1
Después de diez minutos de espera, Jules Bianchi se encargó de abrir la Q1 de China. Una Q1, cuanto menos, rara. Muy rara. Todos los pilotos, tanto los favoritos como los menos favoritos, pusieron un juego de blandos desde el comienzo de una sesión en la que Mercedes demostró que no va de farol y que Shanghái es un gran territorio.
Porque Hamilton empezó con su show fue el más rápido, con un crono que barrió el que realizó en unos Libres 3 en los que no fue a tope. Y porque Nico Rosberg fue el segundo siguiendo los pasos de su compañero de equipo y superando ambos a Felipe Massa, a Mark Webber y a un Fernando Alonso que hizo un tiempo más lento que en los terceros entrenamientos porque, según dijo, Raikkonen entorpeció su vuelta.
Por la zona de abajo se quedaron fuera de Q2 un Williams de un Vallteri Bottas que hizo lo que pudo, el Sauber de Esteban Gutiérrez, los Marussia de Jules Bianchi y de Max Chilton y los dos Caterham de Charles Pic y de Van der Garde.