FERIA DE SAN FERMÍN | 11 DE JULIO
Cayetano sale a hombros en Pamplona y una cornada se lo impide a Roca Rey
El diestro Cayetano Rivera, que se presentaba como matador de toros en Pamplona, salió este martes a hombros por la puerta del encierro, derecho que, tras cortar otras dos orejas, no pudo ejercer el peruano Roca Rey al resultar herido cuando entraba a a matar al sexto de la tarde.
Mediada la década de los veinte del pasado siglo, un torero de Ronda que también se llamaba Cayetano tenía entregado al público de Pamplona y sobre todo a un barbudo periodista norteamericano que le hizo protagonista de "Fiesta", la novela que, sin pretenderlo, iba a contribuir a universalizar los Sanfermines.
De aquel Cayetano Ordóñez, al que anunciaban como Niño de la Palma, desciende un bisnieto del mismo nombre que, casi un siglo después, ha triunfado también en la plaza a la que siguen acudiendo desde todas partes del mundo tantos lectores de Ernest Hemingway.
Al paso del tiempo, y ahora sin tanta literatura, el último representante de la cuarta generación -con Paquirri de por medio- de Ordóñez en el toreo ha vuelto a hacerse con el favor del público navarro gracias a una actuación en la que hizo valer el mismo estilo clásico de sus antecesores.
Ya al toro de su presentación, que se producía once años después de su alternativa, le cortó Cayetano una oreja tras recibirlo con dos largas cambiadas de rodillas y cuajarle un puñado de muletazos entregados, muy confiado en las abiertas embestidas de un toro que marcaba discretamente su querencia a los chiqueros.
Una gran estocada, cobrada con limpieza en los puros medios de la plaza, contribuyó a la concesión del mismo premio que también obtendría del quinto, esta vez por una faena más redonda, abierta con lances con una rodilla en tierra que ejecutara su abuelo Antonio Ordóñez, que también fue ídolo de este público en los cincuenta y sesenta.
Este otro toro de Jandilla, cuajado y muy serio, tuvo más celo y duración que el anterior de lote, sólo que a falta de un punto más de celo para tomar los muletazos que, desde unos excelentes ayudados a dos manos, le planteó Cayetano con toda sinceridad en un trasteo a más y que tuvo un remate también de hinojos como única concesión al populismo.
En su salida a hombros hacia el vallado del encierro al torero dinástico debió acompañarle el joven Roca Rey, de no ser porque el sexto hirió al peruano cuando, al clavarle y partírsele la espada, éste se quedó a merced de sus pitones.
Hasta ese momento, el suramericano había destacado especialmente en el toreo de cercanías, el que más domina y con el que más cómodo se siente, para casi entre la cuna de los pitones de sus dos toros sacar pases circulares invertidos, muletazos por la espalda y demás modernos efectismos que aseguraron su triunfo.
En cambio, a ambas faenas de Roca Rey les faltó abundar más en la parte mollar del toreo fundamental, sobre todo la que le realizó al toro jabonero que le corneó, que fue, con diferencia, el más completo y bravo de la corrida y del que no llegó a sacar todo el jugo que le ofrecía.
La actuación de Miguel Ángel Perera resultó desangelada, pues el extemeño faenó mecánicamente con el desrazado toro que abrió plaza y se dilató demasiado tiempo con el cuarto, otro toro manejable que acabó rajándose y buscando las tablas ante la tozuda insistencia de su matador tan cerca de sus pitones.
Ficha del festejo
Seis toros de Jandilla (el 1º con el hierro de Vegahermosa), de desigual presencia y cuajo, con algunos ejemplares terciados y muy justos para esta plaza frente a otros serios y cuajados. El conjunto, justo de raza, dio un juego noble y manejable en el último tercio. El más completo y bravo fue el jabonero lidiado en sexto lugar.
Miguel Ángel Perera, de plomo y oro: estocada baja (silencio); pinchazo hondo trasero (ovación tras aviso).
Cayetano, de azul prusia y oro: estocada tendida (oreja con petición de la segunda); estocada tendida y dos descabellos (oreja).
Roca Rey, de gris marengo y oro: pinchazo y estocada desprendida trasera (oreja tras aviso); estocada, en la que resultó herido, y dos descabellos de Perera (oreja que paseó su cuadrilla).
Al envío de esta crónica, Roca Rey estaba siendo intervenido en la enfermería de la plaza de un varetazo en la región abdominal y de una herida por asta de toro en la cara interna del muslo izquierdo. Entre las cuadrillas, destacaron con capote y banderillas Joselito Rus e Iván García, que saludó tras un gran segundo tercio ante el quinto.
Séptimo festejo de abono de los Sanfermines, con el cartel de "no hay billetes" en las taquillas, en tarde calurosa.