Las hijas de la criada
Clara impulsa la unión en el aserradero y desconcierta a las trabajadoras con su determinación
La joven, criada en Punta do Bico y ahora cercana al pazo, defiende los derechos laborales mientras afronta el recelo de quienes la responsabilizan del accidente de Santiaguiña.
Clara comienza a trabajar en el aserradero por decisión de Renata, que teme dejarla expuesta a los abusos de Domingo en el pazo. Aunque ha congeniado con Esther, el resto de las compañeras la observa con desconfianza por su vida acomodada y por culparla del reciente incidente laboral.
Frente a las críticas, Clara anima al grupo a exigir mejores condiciones y reconoce su esfuerzo para que el negocio siga adelante. Sus palabras sorprenden cuando una trabajadora afirma que habla igual que doña Inés, una comparación que deja a la joven desconcertada y revela el vínculo que desconoce.
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