El análisis de Emma Roig

"Gente cercana a la reina Isabel II comunicó que padecía cáncer en la sangre, un tipo de leucemia"

La periodista de Vanity Fair Emma Roig ha analizado las circunstancias que han rodeado la muerte de la reina de Inglaterra Isabel II.

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Emma Roig, periodista de Vanity Fair, ha analizado la escena que deja la muerte de la reina Isabel II, fallecida este jueves en su castillo de Balmoral a los 96 años. Roig ha relatado que coincidió hasta en 2 ocasiones con la monarca. Uno de esos encuentros se produjo en el cumpleaños de una amiga común. Corría el rumor de que la reina acudiría a esa cena pero nadie le daba crédito hasta que la reina Isabel II apareció bajando una escalera luciendo un vestido color plata con bordados que eclipsó a la sala.

La monarca se acercó a saludar uno por uno a todos los invitados. Cuando llegó el turno de Emma Roig le dijo que de dónde venía y al decirle esta que era española la reina le comunicó lo ilusionada que estaba con la visita de los reyes Felipe y Letizia en los próximos meses.

Señala Roig que antes de hacer pública la noticia del fallecimiento de la reina Isabel II se avisó a la familia más directa. Viajaron en un mismo avión los príncipes Andrés y Guillermo mientras que Harry lo hizo en otro avión tiempo después. El hecho de que toda la familia fuera a rodearla fue una de las pistas de que el estado de salud de la reina estaba muy comprometida.

"La reina se levantó de su lecho de muerte para despedir a Boris Jonshon y recibir a Liz Truss"

Otro de los datos que hicieron saltar las alarmas fue el hecho de que pese a que se comunicara que su estado era grave no se la trasladara a un hospital. El último acto público de la reina Isabel II fue su recepción a la nueva primera ministra Liz Truss. "La reina se levantó de su lecho de muerte para hacer su función institucional de despedir a Borish Jonhson y recibir a Liz Truss. Hubo comentarios de gente cercana a la corona que hace varios meses dijeron que padecía un cáncer en la sangre, algún tipo de leucemia", señala la periodista.

Apunta Emma Roig que en los últimos meses se la veía muy frágil, y el hecho de que no pudiera viajar a Londres desde Balmoral para recibir a la primera ministra ya dio otra señal de la gravedad de la situación. "La reina ha muerto con las botas puestas, no ha fallado a su puesto y ha puesto el deber por encima de la muerte".

"Desde los actos del jubileo que se celebraron en julio la decadencia de su salud ha sido muy rápida. En el final de su vida ha dejado unas imágenes de dulzura de una reina imperturbable", añade.

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