YA TIENE NOMBRE
Puede que no te suene, pero la palabra Kinkeeping es un concepto que tiene más de medio siglo y pone nombre al desempeño que requiere la familia en términos de gestión emocional y organización de eventos. Un agotador e importante trabajo silencioso para el bienestar familiar que normalmente desempeñan las mujeres.
Estar pendiente de los cumpleaños, de organizar las reuniones familiares y de que todos los miembros de la familia se mantengan en contacto. Labores esenciales para mantener la cohesión familiar y, normalmente, quien se encarga de ellas lo hace de manera desinteresada y silenciosa, sin recibir el reconocimiento que merece.
En los últimos años, se han hecho populares palabras como corresponsabilidad, carga mental, mainsplaining, patriarcado, sonoridad... términos que ponen nombre a una serie de realidades que deseamos implementar o eliminar de nuestro día a día.
Ahora es el turno de reivindicar el Kinkeeping, un término en inglés que hace referencia al cuidado de parientes. Aunque muchas personas no conozcan, también ha llegado para quedarse. Pone en valor la interminable lista de tareas que se hacen en el ámbito doméstico, que mantienen unida a la familia y que normalmente son invisibles. En este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre este concepto.
El término Kinkeeping fue acuñado por la socióloga Carolyn Rosenthal, quien investigó el trabajo de mantener los lazos familiares en la década de los 80. Hacía referencia a las tareas emocionales y organizativas que una persona realiza para mantener la solidaridad y la conexión familiar.
Estas tareas incluyen desde recordar y celebrar eventos importantes, hasta mediar en conflictos y mantener la comunicación y la coordinación entre los miembros de la familia. Es crucial para la salud emocional de una familia: fortalece los lazos familiares y ayuda a crear un sentido de pertenencia y apoyo mutuo.
Aunque cualquier miembro de la familia puede ser un kinkeeper, algunos estudioshan mostrado que este rol suele ser asumido por las mujeres.
A pesar de que este fenómeno comenzó a estudiarse hace más de medio siglo y que la situación de las mujeres ha cambiado mucho en este tiempo, debido a su incorporación en el mercado laboral y a la consecución de más derechos y libertades, siguen siendo las principales protagonistas del Kinkeeping.
Este hecho tiene una serie de consecuencias como perpetuar los roles de género de forma multigeneracional en una sociedad heteropatriarcal, pero si nos ceñimos al ámbito familiar, destaca el fenómeno bautizado como ventaja matrilineal. Esto es la estrecha relación que tiene los hijos de una pareja heterosexual con la familia materna, a diferencia de la paterna.
El Kinkeeping no solo implica tiempo y esfuerzo, sino también un profundo compromiso emocional. En los casos que se hace desde la generosidad genuina, puede resultar muy gratificante: es la persona a la que sus parientes acuden en busca de consejo, orientación y apoyo emocional. O simplemente el miembro de la familia encargado de mantener vivas las tradiciones para las generaciones venideras.
Sin embargo, es importante reconocer que el Kinkeeping puede ser agotador. Las personas que asumen este rol a menudo experimentan estrés, cansancio y, en algunos casos, pueden sentirse subestimadas o no reconocidas. La carga emocional de gestionar conflictos y mantener la armonía familiar puede ser demasiado para una sola persona.
Reconocer su importancia y compartir esta responsabilidad entre todos los miembros de la familia no solo alivia la carga de una sola persona, sino que también fortalece los lazos familiares y promueve un entorno de apoyo y colaboración.