MININOS
Hay un detalle que solo saben los dueños de gatos: vienen con el adiestramiento básico de serie y no hace falta enseñarles a ir al arenero a hacer “sus cosas”.
Esa facilidad hace que nos acostumbremos pronto a la buena vida, pero como todo, cuando falta, no sabemos por dónde empezar.
Cuando de repente te encuentras un pipí de tu gato fuera de su caja, saltan todas las alarmas... -” Y esto, ¿por qué?
Si te has visto en esta situación, aquí tienes las principales causas, desde las más sencillas hasta las más graves. Lo común en todas ellas es no ignorarlo, porque puede haber un problema mucho más gordo detrás que una mancha en la colcha de la cama.
Los gatos son muy sensibles a los cambios en las rutinas de la casa. Es su territorio y un nuevo individuo, ya sea humano o animal, o una arena con aroma diferente puede suponer un factor de estrés que le lleve a expresarlo de esta manera
Lo primero que debes comprobar, antes de salir corriendo al veterinario, y más si el gato es joven, es si tu arenero es como una casita, con techo y puertecita abatible. Si es así, lo primero es vaciar bien el arenero, quitarla el techo y dejarlo como bandeja abierta, lavarlo bien con jabón y poner arena limpia. Cuando los areneros son cerrados, acumulan olor y los gatos lo rechazan y prefieren encontrar cualquier otro sitio para evacuar.
Si aun haciendo esto el problema continúa, ojo, porque podemos estar hablando de temas más graves.
Nuevamente la gravedad varía según la edad que tenga. En gatos jóvenes, lo más frecuente son las infecciones urinarias, ya sean por bacterias o por cristales. Para eso el veterinario os pedirá una muestra de orina y en el análisis veremos qué tipo de cistitis es.
En los machos castrados la mayor incidencia es por cristales en la orina y esto es muy peligroso ya que la uretra es muy estrecha y fácilmente pueden obstruirse, siendo entonces una urgencia ya que puede estar en riesgo la vida de nuestra mascota.
Si nuestro minino ya tiene más de 8 años, lo más frecuente por desgracia, es que el problema venga del riñón. Algunas razas, como los persas pueden estar en esta situación desde bien jovencitos, ya que algunos nacen con un problema genético llamado riñones poliquísticos que les impide funcionar adecuadamente.
Los felinos que empiezan con este fallo renal tienen otros signos a parte de la micción alterada, como son vómitos, pérdida de peso y decaimiento. Muchos propietarios lo achacan a que son ya ancianos y se preocupan cuando se encuentran las manchas en la alfombra. Un fallo renal cogido a tiempo tiene muchas más posibilidades de poder ser estabilizado y mantener una muy buena calidad de vida cambiando la alimentación y administrando la medicación adecuada.
Es cierto que los gatos son mucho más cómodos como mascotas; no hay que sacarles a pasear, enferman raramente y no suelen provocar quebraderos de cabeza a sus propietarios, pero estos pequeños cambios en sus rutinas no deben pasarnos desapercibidas. En ellos cada mínimo cambio es crucial ya que nos está indicando un problema que a veces es mucho mayor.