SALUD MENTAL
Hay personas que aparentemente parecen estar bien, pero que por dentro tienen una lucha interna. La ansiedad silenciosa nos puede afectar a todas las personas, y hay que prestar atención a las señales de alerta que te cuento en el artículo.
La salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino también el bienestar físico, emocional y mental. Hoy en día, muchas personas padecen un tipo de ansiedad poco comprendido: la ansiedad silenciosa.
Muchas personas que viven con ansiedad silenciosa son percibidas como fuertes, organizadas o resolutivas. Y lo son. Pero esa misma fortaleza puede esconder una lucha interna que no se atreven a mostrar.
Es una forma de ansiedad que no se nota fácilmente desde fuera, porque la persona sigue siendo funcional, es decir, trabaja, estudia, cumple con sus responsabilidades e incluso puede parecer tranquila o sonriente.
Pero por dentro, convive con pensamientos acelerados, tensión constante, insomnio, miedo a perder el control o la sensación de que algo va mal, aunque todo "vaya bien". La ansiedad silenciosa no grita, pero desgasta. No paraliza, pero agota. Las personas que la padecen conviven con pensamientos y preocupaciones que les atormentan y les hacen sentir mucha inseguridad.
Algunas de las características más reseñables de la ansiedad silenciosa son las siguientes:
"La ansiedad silenciosa no grita, pero desgasta. No paraliza, pero agota. Las personas que la padecen conviven con pensamientos y preocupaciones que les atormentan y les hacen sentir mucha inseguridad".
1. Escucha tu cuerpo y tu mente: si algo no está bien, préstale atención.
2. Habla de cómo te sientes, aunque te cueste. A veces solo eso ya alivia.
3. No minimices tu malestar porque "hay gente peor". Tu dolor también importa.
4. Pide ayuda profesional. No es debilidad: es autocuidado.
5. Cuida tus rutinas básicas: sueño, alimentación, descansos y límites.
La salud mental también necesita visibilidad. Porque hay muchas personas que no encajan en los estereotipos de alguien con ansiedad y, sin embargo, están sufriendo. La ansiedad silenciosa no es imaginaria. Es real, válida y necesita espacios de escucha, comprensión y acompañamiento. Es importante recordar dos premisas:
1. No hace falta estar derrumbada para necesitar ayuda.
2. No hace falta que todo se caiga para priorizar tu bienestar.
La ansiedad funcional suele normalizarse. Se justifica como estrés del día a día, soy así, o no tengo tiempo para parar. Pero no atenderla puede derivar en crisis mayores, agotamiento extremo o desconexión emocional.