SÍNTOMA DE DEPRESIÓN
La incapacidad para experimentar placer, interés o satisfacción en cualquier actividad de la vida es un claro síntoma de la depresión y el principal para diagnosticar anhedonia, algo que puede afectar a tus relaciones personales y laborales.
A diario, se tratan situaciones personales muy comunes en los ámbitos de la psicología y la psiquiatría y, al diagnosticarse en muchos sujetos, deben recibir un nombre. Al estar poco difundidos, hay algunos fenómenos que muchas personas experimentan, pero desconocen lo que les ocurre. Un ejemplo es el concepto de anhedonia, un término que hace referencia a la incapacidad de algunas personas para sentir placer y satisfacción.
La anhedonia es considerado un claro síntoma de la depresión. De hecho, es uno de los principales a la hora de diagnosticar esta enfermedad mental. Esta incapacidad para experimentar placer, la pérdida de interés o la sensación de satisfacción se extiende a todas nuestras facetas vitales, ya no sentimos ni vivimos todo lo que nos ocurre como lo solíamos disfrutar. Comer, escuchar música, practicar deporte o relacionarte con tus seres queridos pueden ser algunas de las situaciones que pueden verse afectadas.
Esta ausencia de reacción y estímulos placenteros se traduce también en una falta de motivación y una profunda sensación de insatisfacción, que impacta en la calidad de vida y afecta a nuestras relaciones personales y laborales.
Alrededor del 70% de personas que sufren depresión también padecen anhedonia, lo que significa que se trata de uno de los principales síntomas para diagnosticar la enfermedad, algo que dificulta la recuperación. De todas formas, no es el único síntoma clave de la depresión, también es muy habitual que aparezcan la fatiga, la pérdida de energía, la alteración del apetito o del patrón del sueño y la dificultad para concentrarse, planificar o memorizar.
Además, la anhedonia también puede asociarse con el embotamiento emocional, no sentir emociones. Pero, ¿cómo podemos evaluar y diagnosticar esta enfermedad? Los profesionales sanitarios cuentan con numerosas herramientas para valorar los aspectos emocionales, como la toma de decisiones basada en el esfuerzo.
Una de las herramientas con la que cuentan los profesionales es la escala SHAPS. Es decir, la escala de placer Snaith-Hamilton, con la que valoran si disfrutas con tu programa de televisión favorito o de situaciones cotidianas como pasar tiempo con tus amigos o tu familia, por ejemplo. Aquellas personas que sufren anhedonia anulan cualquier tipo de experiencia que pueda generar placer o sentimiento de bienestar, por lo que llevan una vida sin placer, sea cual sea la situación personal, laboral o sentimental que esta persona esté viviendo. Este fenómeno no está considerado un trastorno, pero manifiesta una grave alteración y debe ser tratada.
Más bien se trata de una manifestación de diferentes tipos de enfermedades mentales que terminan produciendo este efecto. Frecuentemente, aparece como síntoma en otros trastornos como la distimia, casos de esquizofrenia, psicosis, Parkinson, anorexia nerviosa y a la ingesta de ciertos medicamentos como antidepresivos y antipsicóticos. También puede darse en personas con adicciones, pues los transforma en seres insensibles a otras formas de satisfacción.
Además de estas, la anhedonia también puede aparecer en eventos estresantes o traumáticos, trastornos alimenticios o antecedentes familiares. Por último, requiere un tratamiento tranquilo y de larga duración. La mejoría de la anhedonia impactará positivamente en el funcionamiento global y la calidad de vida de quien la padece.