REJUVENECIMIENTO FACIAL
Más allá de su faceta de influencer, Carla Barber también triunfa por su profesión, ella es doctora en medicina estética. De hecho, su innovadora técnica de antiaging, el método de los tres puntos, ya es de lo más conocida en las redes sociales.
Si eres de las que sigue a Carla Barber en redes sociales, ya sabrás que no es solo moda, viajes y tendencias. Ella es doctora especializada en medicina estética y lleva años ejerciendo, contando ya con cuatro clínicas propias en España. Junto a su equipo, ha conseguido hacerse un hueco en este mundillo. De hecho, son muchas las influencers y amigas que acuden a ella cuando se trata de algún retoque, como Violeta Mangriñán.
Su trabajo se especializa en antiaging, en suavizar las consecuencias del paso del tiempo de nuestros rostros, haciéndolo con un método particular y personal. Para el método de los tres puntos o método Barber se necesita ácido hialurónico, agente con el que consiguen tratar "diferentes zonas faciales consiguiendo el mejor resultado posible y siempre de la manera más natural", según indica la doctora.
En las redes sociales de su clínica, el método de los tres puntos es el protagonista, junto con uno de los agentes más demandados: el ácido hialurónico. Los diferentes pacientes tratados y sus casos le permiten a la influencer mostrar en qué se diferencia su técnica de las convencionales. La clave está en la precisión y en el enfoque en zonas estratégicas del rostro para reposicionar los volúmenes que se pierden con el tiempo.
Según la propia Carla Barber, "no se trata de voluminizar el rostro, sino de reposicionar los volúmenes de forma natural". Y aquí radica la magia de su técnica. Los tres puntos que se trabajan con ácido hialurónico son los pómulos, los surcos nasogenianos (las líneas que van de la nariz a la boca) y el mentón. ¿El objetivo? Redefinir el famoso triángulo de la juventud, que con el tiempo se invierte, haciendo que el rostro pierda firmeza y se vea más cansado.
Lo que diferencia a esta técnica de otras es que las inyecciones de ácido hialurónico se aplican en las capas más profundas de la piel, directamente sobre el hueso. "Al poner nuestro relleno sobre hueso, lo que conseguimos no solo es dar soporte, sino que el hialurónico que infiltramos dure muchísimo más tiempo", explica Barber. Esto permite que el rostro recupere su estructura sin generar un efecto hinchado o artificial. Así, los pacientes salen de la clínica con un rostro más fino, definido y rejuvenecido, pero manteniendo siempre un aspecto natural.
El concepto del triángulo de la juventud en el que se basa la influencer es una representación real de cómo los volúmenes faciales definen nuestra apariencia juvenil. Este triángulo tiene su base en los pómulos, que le dan al rostro un aspecto firme y elevado, y la punta en el mentón, lo que crea un contorno facial en forma de V, característico de un rostro joven y saludable.
A medida que envejecemos, este triángulo se invierte. Los cambios no son solo superficiales: el volumen de las zonas superiores del rostro se reduce, los tejidos empiezan a caer y las áreas que antes eran definidas comienzan a perder forma. Además, la piel comienza a ceder debido a la disminución de la producción de colágeno y elastina, dos componentes que mantienen nuestra piel tersa y firme.
Barber explica que, precisamente, la inyección se inicia en el pómulo y sigue con el mentón, las líneas de marioneta y el surco nasogeniano, "para conseguir que esa V, que con el paso del tiempo se ha invertido y se ha transformado en una A, vuelva a su sitio".