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Queja vecinal

Los vecinos de la urbanización Soliva, en Málaga, estallan: "Llevamos una década respirando aire tóxico"

La quema continuada de todo tipo de electrodomésticos, cables y colchones en una explanada cercana a sus viviendas obliga a los bomberos a acudir casi a diario a sofocar las llamas.

Los vecinos de la urbanización malagueña de Soliva, están cansados de respirar a diario el humo tóxico que procede de un barrio chabolista que se encuentra muy próximo a sus viviendas. Concretamente en una explanada a unos 600 metros, ubicada en la barriada de Los Asperones, donde muchos de sus habitantes se dedican a la recogida y venta de chatarra.

Juan José, nombre ficticio ya que teme que sus declaraciones puedan afectar a la convivencia en el barrio, cuenta que estas quemas ilegales son continúas y causan mucho malestar: "En la zona viven niños y personas mayores, algunos con problemas severos de salud y ese humo les está perjudicando seriamente".

Este joven vecino de la barriada asegura que el problema se ha acrecentado en los últimos años cuando algunas chatarrerías de la zona han cerrado sus hornos: "Antes quemaban los aparatos y otros objetos para sacar cobre, aluminio o hierro allí mismo. Pero al cerrar, han cambiado su forma de trabajo y por eso hacen fogatas para quemar y limpiar el material y luego venderlos, aunque eso sea una incomodidad e insalubre para nosotros".

Incendios de manera intencionada

En los últimos meses, la presencia del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga es habitual en la zona para sofocar los incendios que se producen de manera intencionada. No en vano, han excavado un socavón de grandes dimensiones para llevar a cabo allí las quemas son mayor seguridad. Sin embargo, esta medida no aminora las molestias que causan a muchos vecinos que reconocen que no pueden ni abrir sus ventanas.

La quema de colchones, electrodomésticos, cables y todo tipo de objetos es cada vez más frecuente y los vecinos se quejan de que nadie pone solución al problema. Desde la urbanización afectada, aseguran que han puesto constantes reclamaciones al Ayuntamiento de la ciudad, pero por ahora no han recibido respuesta.

María, otra de las vecinas de la zona confiesa que la situación es muy complicada: "Mi ventana está más tiempo cerrada que abierta porque el ambiente es irrespirable, el olor insoportable y tampoco es bueno para la salud. Aquí cada día se puede ver una cortina de humo negro desde mi casa y yo prefiero cerrar para no intoxicarme".

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