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Torturas

La Policía investiga un vídeo en el que aparecen varias personas torturadas y mutiladas en un piso en Almería

Aún no se sabe dónde y cuándo ocurrió, pero las primeras hipótesis apunta a la provincia de Almería. Los investigadores creen que podría estar relacionado con el narcotráfico. Advertimos de la dureza de estas imágenes.

La secuencia dura un minuto y veinte segundos de verdadero horror. Son previsiblemente tres vídeos enlazados de atroz maltrato. La Policía investiga quiénes son los captores, así como dónde y cuándo pudo ocurrir. Por ahora lo relacionan con el narcotráfico y están tratando de averiguar la identidad de las víctimas.

Dos de ellas podrían residir en la provincia de Almería, por lo que la investigación, sin cerrar ninguna opción, apunta por ahora a ese territorio andaluz.

Las imágenes, que parecen sacadas de una película o serie donde se muestra la ley de la venganza que practican los narcotraficantes, son reales. El individuo que porta la cámara recorre varias estancias de un piso donde se ven varios hombres magullados, atados, amordazados y hasta mutilados. Aun pixelados los rostros de los secuestrados, son de extrema violencia. Advertimos de la dureza de las mismas.

El vídeo comienza con la aparición de un varón prácticamente desnudo sentado en una silla, atado y amordazado. Uno de sus agresores le golpea con una patada, pudiendo escucharse el alarido de la víctima. Seguidamente, la persona que sostiene la cámara, acude a otra habitación donde se halla un hombre igualmente amordazado y atado de pies y manos, y le pregunta: "¿Señor, estás bien? ¿La boca? ¿Bien?", mientras le propina un golpe. El hombre apenas le sale responder: "Regular".

En la siguiente secuencia encañonan con una pistola en la boca a otra víctima. De entre los sollozos del cautivo emerge con dificultad y repetidamente: "Que no se nada", como si quisieran extraer de él información relevante mediante la tortura física y psicológica.

Por último, en otra grabación aparte, se ve a un hombre que, entre llanto y balbuceo, implora por su vida. Jura no saber nada, mientras uno de los presuntos criminales va cortando sus dos orejas una a una. Los gritos de dolor y miedo no cesan hasta el final.

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