Los internautas conmovidos
Reno, que así se llama el can, no se separa de la fachada de la vivienda de José María, un hombre que falleció el pasado 7 de septiembre
Todas las historias relacionadas con animales domésticos y su interrelación con los humanos suelen emocionar y no paran de compartirse en redes sociales. Otro ejemplo más es el que ha ocurrido recientemente en una zona muy especial del poblado gaditano de Sancti Petri (Chiclana). Tan especial que se le conoce como La Bella Esquina, nombre acuñado por José María, su morador durante 30 años, y que fallecía el pasado 7 de septiembre. Y él era de los pocos que quedaban allí, de esas zonas donde sólo vivían marineros. Y era muy querido, tanto que los vecinos lloraron su muerte y emocionaron a los internautas. En su precintada puerta aún abundan las velas que le han colocado en señal de duelo y respeto.
En esos días, en las redes sociales se sucedían los comentarios de su muerte. La consternación era habitual. "Qué triste, lo recuerdo vendiendo helados desde la azotea donde se sentaba a disfrutar de la música que sonaba en su radio", escribe una mujer. Le llamaban Varita, y era una persona “humilde y de gran corazón”, tal y como comenta una vecina. Quienes hallaron su cuerpo, aseguran que lo vieron junto a su perro, por el que otros usuarios también mostraron inquietud por su futuro. Ambos aparecen pintados en la fachada de su casa, como recuerdo inmortal de que son, para siempre, parte del paisanaje de la zona. Y ahora, ¿qué será del animal?
Su mascota,"Piraña", será adoptada, pero José María tenía otro amigo más llamado "Remo", un perro callejero con el que solía pasear diariamente. No era su mascota, pero la relación entre los dos animales era estupenda, aunque Remo, según recuerdan en las redes sociales, es de “espíritu libre, ya que no quería dormir en su casa como su otro compañero, sino suelto en su poblado de Sancti Petri, entre viejos marineros, las colonias de gatos callejeros, las gaviotas, las urracas y los gorriones, siempre en camaradería.” José María, añaden, “se ocupaba de Remo y de todos los animales y ambos eran dos símbolos del viejo poblado almadrabero de Sancti Petri en Chiclana. Le daba de comer y de beber. Ellos dos y un perrillo que sí dormía en La Bella Esquina, la vivienda de José, y que siempre iba con correa, salían diariamente de paseo por la mañana y por la tarde, para hacer poco más de dos kilómetros entre ida y vuelta por el acerado de madera entre las playas y las marismas".
La manida frase de una imagen vale más que mil palabras se hace real en la foto en la que aparece Remo tumbado junto a la puerta de la casa de José María. Esperando que en algún momento se abra. Esperando a dar otro de sus paseos. Esperando a oír su voz. Tras él se ven las velas que han depositado y el precinto de la puerta. Una instantánea que ha conmovido por la honesta fidelidad del animal. Ahí está Remo casa día, incansable, aguardando a José María para dar otro paseo. Quienes le ven aseguran que está más triste, cabizbajo, como si estuviera ritualizando un duelo. “Le echa de menos”, dice uno. Otro lo compara con Canelo, un perro que esperaba a su dueño en la puerta del hospital mientras estaba internado. Son, sin duda, historias que rompen el corazón y que nos reconcilian con valores como la lealtad y el amor.
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