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Movilidad reducida

Paco, un granadino cansado de los conductores insolidarios: "Cuando tienes muletas, 100 metros son una eternidad"

Este granadino está cansado de conductores insolidarios que aparcan en las plazas de movilidad reducida y por eso fotografía sus coches a diario y lo difunde en sus redes sociales.

Plaza de movilidad reducidaFlickr

Paco tiene reconocido un 65% de discapacidad, actualmente camina con muletas y está cansado de conductores que, a diario, dejan aparcados sus coches en las plazas que están reservadas para personas con movilidad reducida. "En un sólo día podría hacer hasta 50 fotos distintas de infractores que aparcan dónde no deben. Estoy harto de la falta de empatía y de civismo de la gente", relata.

Hace unos meses decidió darle visibilidad a este problema y crear una cuenta en Twitter donde a diario publica las fotos de coches aparcados dónde no deben. "Hay reincidentes, por supuesto. Pero los que más aparcan son las empresas de reparto. Entiendo que tienen que cumplir con número de entregas, pero ¿qué pasa con mi problema? Cuando tienes que caminar 100 metros con muletas, es una eternidad", cuenta Paco.

A nivel nacional, también existe un hashtag, 'okupas motorizados', en el que cazadores de toda España persiguen a estos conductores insolidarios. Paco, lo hace desde Granada, dónde asegura que ha llegado a esperar hora y media para que llegara la Policía Local tras denunciar que había un coche aparcado en la plaza reservada: "Por desgracia, no somos prioridad. Pero después de esperar todo ese tiempo, la policía les multa, pero la grúa no se lleva el coche, con lo cual yo sigo sin poder aparcar".

Este granadino, de 61 años asegura que la primera barrera con la que se cuentan las personas con alguna discapacidad es la propia administración. "Cualquier papel, cualquier gestión tarda meses y meses. Imagínate lo que cuesta conseguir una tarjeta de movilidad reducida para que encima aparque quién no debe. La gente no suele respetar, yo he llegado a decirle a alguno que, si quieren mi aparcamiento, le doy mis piernas y cuándo he regresado tenía el coche rallado", sentencia Paco.

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