ENTRE OTRAS ESPECIES PROTEGIDAS

Al menos cinco águilas imperiales muertos a causa del mal estado de los tendidos eléctricos

Las correcciones hechas los últimos años en tendidos eléctricos peligrosos para evitar la muerte de aves son insuficientes para erradicar el problema: el deterioro de los materiales usados en las reparaciones y los fallos en su instalación siguen electrocutando a buitres, águilas y cigüeñas entre otros.

Desde el comienzo de 2016 se tiene constancia de al menos cinco águilas imperiales presuntamente electrocutadas en España, una en Valladolid, tres en Toledo y otra en Ávila, además de un águila de Bonelli en Mallorca, ha manifestado Justo Martín, biólogo y experto en aves para quien es necesario mantener la guardia y no dejar a medias el importante trabajo ya realizado.

El especialista ha explicado que los últimos años, el seguimiento intensivo de águilas imperiales y perdiceras mediante transmisores, ha arrojado el descubrimiento de miles cadáveres electrocutados en postes supuestamente ya corregidos.

A este respecto, la Sociedad Ibérica para el Estudio y la Conservación de los Ecosistemas (Siece), con sede en Jaén, ha cifrado en 2015 y sólo en la provincia jienense más de 1.000 cadáveres de aves electrocutadas.

"Si esas cifras las aplicáramos a todo el territorio nacional saldría una cantidad disparatada", ha afirmado Martín.

Muchas de estas muertes son especies protegidas que utilizan los apoyos de los tendidos como posaderos y al ser aves de cierta envergadura tienen mayor probabilidad de sufrir una electrocución, bien por contacto entre dos fases o bien, por contacto entre una fase y cualquier otro elemento conductor que derive a tierra.

A las bajas por electrocución hay que añadir el de la muerte por colisión con los cables, problema menos evidente con efectos infravalorados.

Para mitigar este problema, legislado tanto a nivel estatal como por comunidades, bastarían técnicas sencillas como el balizamiento de los tendidos o el aislamiento de los conductores de electricidad.

Según los últimos datos del Ministerio de Industria en España hay alrededor de 42.000 km de líneas de muy alta tensión (220 kv o más), unos 67.000 de alta tensión (entre 45 y 132 kv) y 360.000 de media tensión (entre 3 y 20 kv); estos últimos son los que producen las electrocuciones mientras que los de alta y muy alta originan la mayoría de las muertes por colisión.

Martín, experto en consultoría ambiental, ha explicado que para que un ave se electrocute es suficiente con rozar la punta de un cable al aire o un pequeño tornillo al descubierto.

En este problema de mortalidad subestimada de avifauna, las empresas eléctricas desempeñan un papel primordial.

"En general son proclives a colaborar y arreglar los puntos negros de los tendidos pero para eso es necesario una investigación de campo previa que les detalle la localización exacta de los postes eléctricos a corregir y los tramos de tendidos a señalizar".

Para ello se necesitaría un seguimiento más detallado del problema, de manera que las autonomías establecieran planes de vigilancia, revisiones sistemáticas de las correcciones antiguas y la creación de bases de datos centralizada con información acerca de todos los tendidos peligrosos conocidos, los corregidos y el año de corrección.

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