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Los momentos más recordados del juicio de la 'operación Nécora': "Le di dos tortas y una patada en el trasero"

La 'operación Nécora' fue un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico gallego, aunque los grandes narcos fueron absueltos del delito de tráfico de drogas. Todo comenzó con la confesión de un arrepentido, que llevó a una operación secreta sin precedentes en España. El juicio también dejó momentos para la historia.

Los años 80 fueron los peores tiempos para Galicia: drogas, violencia y corrupción policial. Las Rías Baixas se estaban convirtiendo en una pequeña Sicilia, pero la 'operación Nécora' fue un punto de inflexión.

Javier Zaragoza fue fiscal antidroga en los principales de la lucha contra el narcotráfico gallego. Junto al juez Baltasar Garzó impulsó la operación: "Parecía una tropa yendo a la batalla". Recuerda que los narcotraficantes se sentían impunes y ellos querían dejar claro que el poder del Estado "sí iba a cumplir con su obligación".

Pillaron por sorpresa a los contrabandistas gallegos y sólo Sito Miñanco consiguió escapar. La operación comenzó un año antes con la declaración de un narco arrepentido, Ricardo Portabales, que contó todo lo que sabía tras ser encarcelado por traficar con hachís. En varias entrevistas de televisión, en la que no se podía ver su cara, negó que hubiera vendido droga y afirmó que tenía miedo por él y su familia. Meses más tarde, Manuel Fernández Padín, otro arrepentido, se unió a la investigación y también señaló en televisión que tenía "temor" y "sabía" lo que se estaba jugando.

"Le di dos tortas y una patada en el trasero"

Tres años después tuvo lugar el histórico juicio y a todos los grandes narcotraficantes se les acusaba por primera vez por traficar con drogas. Manuel Álvarez de Mon, abogado de Portabales, recuerda aquel juicio como "espectacular" porque Laureano Oubiña se llegó a encarar con el fiscal y reconoció haber pegado en su cliente en la cárcel: "Le di dos tortas y una patada en el trasero". Además, hubo momentos divertidos e interrogatorios que eran "diálogos de besugos". Oubiña representó el papel de aldeano analfabeto casi desde la primera sesión y su mujer señalaba ser el cerebro de la organización.

Otro de los grandes imputados, Manuel Charlín 'El Viejo', también negaba todos los cargos. "¿Clan de qué? Si no soy ni el clan de mi familia", llegó a decir.

Durante el juicio también se escucharon grabaciones a los narcos gallegos hablando con sus socios de Colombia, que procedían de muchas horas de pinchazos telefónicos autorizados por el juez Garzón. Ellos hablaron confiados mientras la Policía grababa todo lo que decían y nadie sospechó que eso se estaba grabando desde una vieja carnicería del pueblo gallego.

Los principales implicados salieron del juicio absueltos del delito de tráfico de drogas, aunque pasaron un tiempo en prisión por un delito fiscal. Maás tarde, el Tribunal Supremo redujo aún más sus penas. No obstante, dos de cada tres acusados fueron condenados y los que no fueron condenados más tarde en otras operaciones.

A Charlín la libertad le duró siete días, los que tardó Garzón en volver a apresarle por tráfico de cocaína. Ese mismo año, a sito Miñanco, pionero en traer cocaína desde Colombia, le condenaron a 20 años de cárcel. Oubiña fue cazado años más tarde en la 'operación Amanecer' por tráfico de hachís. Mientras Oubiña cumplía condena, Esther Lago tuvo un accidente mortal y su coche se estrelló contra la casa en la que se realizaban las escuchas a los narcos gallegos.

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