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Vivienda

El dramático caso de Juan, que lleva un año viviendo en una caseta: "Yo no quiero que me regalen nada, solo quiero una habitación"

A sus 68 años sufre una enfermedad que se ha agravado en los últimos meses, haciéndole perder hasta 20 kg.

Juan Miguel Ramírez, originario de Gran Canaria, se ha quedado en la calle tras toda una vida trabajando en la construcción y "donde haya hecho falta porque siempre he sido un currante", explica. Pasó los últimos años viviendo en diversas habitaciones que lograba alquilar por cantidades que no superaban los 300 euros mensuales, algo que podía permitirse con su pensión de algo más de 500 euros. Sin embargo, el aumento de los precios de los alquileres le ha dejado sin alternativas y, desde hace un año, vive en una caseta de campaña.

Vive debajo de un puente, cerca de una zona comercial

Juan ha instalado su precario hogar en unas ruinas localizadas en un descampado cercano a un barranco, debajo de un puente por el que pasa la autopista. Esta ubicación, que le protege mínimamente de los elementos, está a pocos pasos de una gran zona comercial donde la mayoría de la gente hará sus compras navideñas. Pero para Juan, adquirir siquiera unas naranjas se ha vuelto un lujo: "El otro día las compré por cinco euros. A ese precio no puedo permitirme ir al supermercado". Por eso, suele tomar la guagua para desplazarse al mercado, que queda más lejos pero le permite ahorrar algo de dinero.

Sobrevive gracias a la solidaridad de algunos vecinos

Mientras conversamos con él, se acerca un vecino que, tras conocer su caso en los medios, decidió llevarle unas bolsas con comida. También nos cuenta que, la noche anterior, le llevaron agua y un abrigo. Incluso nosotros le dejamos hielo para su pequeña nevera, donde guarda los alimentos que le regalan y evita que se estropeen.

Hace meses que no come caliente, a pesar de tener un pequeño hornillo que le regalaron. Lo utiliza únicamente para hacer café. "Solo como laterío. Echo de menos un caldo o un potaje", dice con tristeza. Frente a esta situación, afirma: "Voy a pasar las peores navidades que recuerdo".

Ha pensado en terminar su vida

Juan se emociona hasta las lágrimas al confesar que ha llegado a pensar en acabar con su vida si la situación no mejora. Su exnovia ha sido clave para que empezara a contar su historia y buscar ayuda. "Ella me dijo que no me rinda, que lo intente", relata. Sin embargo, al acudir a los servicios sociales, la respuesta que recibió fue devastadora: "Me dijeron que tenían cientos de personas como yo", comenta, abatido.

Su enfermedad, una polineuropatía, afecta los nervios periféricos y ha hecho que pierda masa muscular progresivamente. En el último año, ha adelgazado 20 kilos y sus piernas han quedado reducidas a piel y hueso.

Cuando llueve, su tienda se inunda

Hace unos días, las intensas lluvias convirtieron su refugio en una trampa. Pasó horas achicando agua con una pala para evitar que la tienda se inundara por completo. Ahora, con la llegada del mal tiempo y el descenso de las temperaturas, Juan teme que un día suceda lo peor y nadie llegue a tiempo para ayudarlo. Su doctora le ha advertido que, de no cambiar su situación, lo sacarán de allí "pero en una bolsa".

La situación de Juan es extrema y necesita, con urgencia, un lugar digno donde vivir. Mientras tanto, para él estas Navidades no serán días de celebración, sino de frío, hambre y soledad.

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