Nochevieja
Familias de toda España revisan la tradición de las doce uvas y optan por alternativas más seguras sin renunciar a las campanadas.
Al ritmo de las doce campanadas de la Puerta del Sol, millones de personas despiden el año con las uva de la suerte. Es una imagen inseparable de la Nochevieja en España, familiares y amigos reunidos, la cuenta atrás y el deseo compartido de empezar bien el nuevo año. Sin embargo, lo que debería ser una celebración puede convertirse en un momento de riesgo.
El debate sobre la seguridad de las doce uvas vuelve a la actualidad tras conocerse el fallecimiento de un hombre en Leioa (Bizkaia) que murió atragantado mientras comía jamón en Nochebuena. Aunque no ocurrió durante las campanadas, el suceso ha reavivado la preocupación por los atragantamientos en fechas festivas, cuando las prisas y la comida en abundancia aumentan el peligro.
“Todos los años somos más tradicionales, pero hay que tener cuidado”, reconoce una vecina que no falla a la cita del 31 de diciembre. Otra mujer recuerda cómo su madre, el año pasado, tuvo que escupir las uvas al atragantarse en pleno directo familiar. “Fue un momento de angustia”, explica.
Para evitar estos episodios, cada vez más hogares optan por adaptar el ritual. La esencia se mantiene pero el formato cambia. Gominolas, cacahuetes, lacasitos o incluso trozos de chocolate sustituyen a la fruta, especialmente entre niños y personas mayores, no solo los más jóvenes se apuntan a la alternativa también personas de todas las edades.
Los expertos recuerdan que las uvas, por su tamaño y textura, suponen un riesgo si no se mastican bien, especialmente en personas con problemas de deglución, niños o mayores. Recomiendan pelarlas, quitarles las pepitas y cortarlas por la mitad si se van a consumir durante las campanadas. También insisten en no competir contra el reloj, escuchar las campanadas con calma reduce notablemente el riesgo.
En España, los atragantamientos causan cientos de muertes al año, muchas de ellas en el ámbito doméstico y durante las comidas. Por ello, sanitarios y servicios de emergencia subrayan la importancia de conocer maniobras básicas de primeros auxilios, como la maniobra de Heimlich, que puede salvar vidas mientras llega la ayuda profesional.
La tradición de las doce uvas, con más de un siglo de historia, demuestra así su capacidad de adaptación. Cambiar el alimento no significa perder el simbolismo, sino garantizar que la última noche del año termine en celebración y no en tragedia. Porque empezar el año con buen sabor de boca también es hacerlo de forma segura.