Tráfico de drogas
La Policía Nacional detiene a ocho presuntos traficantes venezolanos especialistas en camuflar la droga en envases que parecían no haber sido abiertos
"Cuando se intervinieron los primeros paquetes nos llamó la atención que todos los envases de chicles en los que se enviaban las pastillas de droga estaban perfectamente cerrados, con la anilla de seguridad que te dice si ha sido abierto o cerrado en su sitio". Así nos explica la peculiaridad de esta banda de traficantes el inspector jefe que ha encabezado la investigación: los envases de plástico de una conocida marca de chicles en los que metían las pastillas aparentaban no haber sido abiertos nunca. Igual sucedía con los paquetes de galletas o cajas de cereales que también utilizaban para camuflar sus envíos de MDMA y de "tusi", la mal llamada coca rosa, al extranjero. Estaban perfectamente termosellados.
La Policía Nacional considera desmantelada esta organización de tráfico de drogas. Ha detenido a diez individuos, todos venezolanos. A ocho de ellos el juez los ha mandado a prisión. También ha llamado la atención a la Policía que eran gente muy joven: 22 años el más joven, y 26 el más mayor, considerado el cabecilla de la banda. El líder tenía antecedentes en España por tráfico de drogas, al igual que varios de los detenidos.
"Ellos compraban la sustancia base, el MDMA, que suele venir importado desde Holanda en distintos formatos, fundamentalmente roca, y luego aquí, con la maquinaria y los procedimientos que tenían, iban elaborando tanto las pastillas, como el tusi, conocido como cocaína rosa". Lo explica Francisco González, jefe de sección de Crimen Organizado de Policía Nacional en Madrid, delante de una de las máquinas en las que prensaban las pastillas. Estas máquinas suelen proceder de laboratorios farmacéuticas que las van desechando y, en ocasiones, acaban en la reventa donde las compran grupos dedicados al tráfico de drogas.
El procedimiento de elaboración de las pastillas es relativamente sencillo y los detenidos las hacían en sus propias casas, en los tres pisos que la policía ha registrado en los barrios madrileños de Villaverde y Puente de Vallecas. Estaban situados en bloques de viviendas normales, donde su actividad no levantó sospechas. "Lo que utilizaban para el cierre de los envases de chicles era algo sencillo pero llamativo -, añade el inspector jefe-. Calentaban por completo el bote, incluso con un secador de pelo, para que se dilatasen los plásticos y así poder quitar la tapa con el precinto, vaciaban los chicles, metían las pastillas y lo volvían a cerrar antes de enfriarse el plástico".
La operación policial comenzó tras detectar los agentes el envío de cuatro paquetes a Venezuela, Argentina y Estados Unidos. Se mandaban por empresas de paquetería y junto a la droga metían ropa, regalos o cualquier otro elemento habitual en los envíos familiares. En España no hacían venta al por mayor, pero sí vendían al menudeo, pequeñas cantidades a clientes concretos o para determinados eventos y fiestas. Los agentes han interceptado 24.300 pastillas de MDMA. Cada una de ellas se vendían por entre 12 y 15 euros. La droga intervenida podría haber alcanzado en el mercado un valor cercano a los 600.000 euros. El grupo tenía también más de un kilo de MDMA en roca, 800 gramos de "tusi" y cantidades menores de cocaína, ketamina y marihuana.
Algunos de los detenidos compaginaban su presunta dedicación delincuencial con su trabajo como "riders", repartidores a domicilio en bicicletas. Los agentes creen que aprovechaban también esos viajes de reparto para la distribución de pastillas en Madrid a clientes del grupo. Durante los registros, la Policía ha localizado dos armas de fuego, munición y una máquina "entabletadora" de pastillas. También anotaciones de su actividad ilícita. La investigación comenzó en mayo del pasado año, pero los agentes desconocen aún desde cuándo llevaban actuando.
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