EN CANTABRIA
La Audiencia de Cantabria ha confirmado la condena de dos años de prisión, además de inhabilitación y multa, a un ganadero que distribuyó cebos envenenados en el monte para acabar con los ataques de los lobos, lo que provocó la muerte de más de una veintena de animales.
A consecuencia de la ingesta del veneno, murieron varios ejemplares de especies protegidas o en peligro, como cuatro buitres leonados, aves que están en protección especial, y once milanos reales, que se encuentran en peligro de extinción. Los cebos también ocasionaron la muerte de tres zorros, cinco perros y un gato.
La Audiencia ha ratificado la sentencia que dictó en junio del pasado año el Juzgado de Penal número 3 de Santander, que ya impuso a este hombre dos años de prisión e inhabilitación durante dos años para ejercer la profesión de ganadero y durante cuatro años para cazar. Además, este ganadero, condenado por un delito continuado contra la fauna, deberá indemnizar con 118.770 euros al Gobierno de Cantabria.
Según relataba la sentencia de primera instancia, este ganadero ideó y ejecutó materialmente una serie de actuaciones para tratar de acabar con episodios de ataque de lobo, que se habían incrementado. Para ello, distribuyó "en sucesivas ocasiones" y en fechas próximas al 24 de diciembre de 2011 y hasta al menos el 19 de enero de 2012 diversos cebos cárnicos que estaban impregnados de una sustancia tóxica y venenosa letal para la fauna, Aldicarb.
La sentencia añade que, por las características de los cebos y su forma de colocación, esta actuación no tuvo "ningún tipo de carácter selectivo, ni consideración a las especies que pudiera afectar" y constituyó "un gravísimo riesgo para la biodiversidad".
La defensa de este ganadero presentó un recurso y alegó que en el juicio no se había practicado prueba de cargo suficiente para desvirtuar su principio de presunción de inocencia. Señaló que no se había acreditado que fuese él el que colocó los cebos cárnicos impregnados del veneno. Pero, en su sentencia, la Audiencia de Cantabria manifiesta que "de todos los indicios se infiere la autoría del acusado".
El tribunal alude a la aparición de los cebos en las fincas en las que pasta el ganado del acusado, la aparición de restos de un potro de su propiedad que murió por el ataque del lobo y cuyo fallecimiento no comunicó, o los guantes encontrados con restos del veneno y de su ADN.
Además, los magistrados indican que el acusado había perdido por el ataque de los lobos más de veinte potros y que él mismo expresó a los agentes forestales que las batidas que se realizaban para eliminar ejemplares de lobos "no servían para nada" y que la única forma de acabar con ellos era el veneno. "Los hechos directamente acreditados sirven para deducir los indicios de la ejecución del delito por el condenado, hasta el punto de descartar cualquier otra posibilidad de interpretación de los mismos", concluye la Audiencia.