Volcán La Palma
Las salinas de Fuencaliente han quedado teñidas de negro por la ceniza procedente del volcán de Cumbre Vieja y ha obligado a detener la actividad. Los productores estiman que se van a perder 200 toneladas de sal.
La destrucción de los bienes materiales en La Palma es la consecuencia más evidente que están dejando tras de sí las grandes coladas de lava procedentes del volcán de Cumbre Vieja desde 10 días. Hasta el momento el magma ha afectado a cerca de 750 viviendas, muchas de las cuales han sido totalmente sepultadas, al tiempo que más de 6.000 personas han tenido que ser evacuadas y unas 300 permanecen confinadas ante el peligro por la emisión de gases.
Pero el desastre se mide también en pérdidas para la actividad económica en la isla. Las plantaciones de plataneros, un sector estratégico para la región, han sido una de las más perjudicadas. Unas afectadas por la ceniza emanada por el volcán y otras aisladas entre los ríos de lava, el plátano da trabajo a 10.000 familias en La Palma.
El volcán de Cumbre Vieja ha golpeado a otra actividad fundamental para la isla: las salinas.
150.000 euros
Las salinas de Fuencaliente han quedado totalmente teñidas de negro. Pese a la considerable distancia del volcán de Cumbre Vieja, el aire ha transportado cantidades ingentes de ceniza y la ha acumulado sobre la factoría, obligando a detener la producción de sal. Los productores han echado cuentas y el resultado es descorazonador.
Cada año, este negocio familiar produce alrededor de 600 toneladas, de las cuales calculan que se van a perder prácticamente un tercio, es decir, cerca de 200 toneladas. Calculadora en mano, ello se traduce en un impacto económico de unos 150.000 euros. Un golpe que supone también un duro revés para el desarrollo de su actividad en el futuro.
El complejo salinero es un punto de interés científico que goza también de un atractivo turístico que ahora busca, lo primero, retornar a la normalidad.