LA CONSIDERA UNA "ESCLAVITUD MODERNA"
Un perfil que tiene rostro de mujer en el 90% de los casos. Ocho de cada diez de esas mujeres son de origen extranjero, a pesar de que con la crisis se ha percibido un pequeño aumento de españolas ejerciendo la prostitución.
Las nacionalidades de procedencia más frecuentes son de Nigeria, Rumanía y Brasil. La edad media no supera los 35 años y su nivel de estudios es bajo. Muchas de ellas tienen menores a su cargo, aquí o en su país, donde sufren pobreza, exclusión social o violencia.
Algunas saben que vienen a España a prostituirse pero se topan con una realidad mucho más cruel. Son esclavas sexuales: "yo sólo sabía llorar, llorar, llorar", relata Iria. "Quería volverme para mi país pero no tenía cómo y yo venía de Brasil pasando hambre".
Esta mujer habla de violencia, desconfianza y sobre todo de miedo: "me dijo que si no pagaba mi deuda, que iría a Brasil y mataría a toda mi familia", señala sobre el hombre que la obligó a emprender su calvario en la prostitución.
Acceder a ellas cuando trabajan en un club es difícil. Cáritas les proporciona profilácticos para poder acercarse y establecer lazos de confianza. Pero en los últimos tiempos hay otro perfil, mujeres españolas. Cada año, Caritas atiende a más de 1.000 mujeres que piden ayuda para salir de la prostitución.