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Calmar a los niños con el móvil tiene efectos negativos, según un estudio

Esta recompensa que dan los padres a sus hijos en momentos de reacciones explosivas de los menores, crea un efecto rebote en los pequeños que al parecer no aprenderían a controlar la emociones y desarrollarían una dependencia a la tecnología

Un bebé con móvil Pixabay

Este estudio publicado recientemente en la revista JAMA Pediatrics a 422 familias durante un año y medio (agosto 2018- enero 2020), asegura que usar los dispositivos electrónicos para calmar a los niños cuando lloran es tan solo una solución temporal pero que esto a la larga impide que el menor aprenda a gestionar las emociones y por esto, resulta contraproducente.

"Parece una herramienta temporal e inofensiva para reducir el estrés en el hogar, pero puede tener consecuencias a largo plazo si se trata de una estrategia tranquilizadora habitual", señala en un comunicado la autora principal del artículo, la pediatra e investigadora de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.

Este estudio afirma también que cada vez es más frecuente que los padres recurran a los dispositivos tecnológicos para calmar a sus hijos cuando comienzan a llorar de manera desconsolada. Esta situación tan repetida, en muchas ocasiones, sobrepasa a los progenitores y por eso optan por esta alternativa rápida pero con consecuencias negativas, especialmente en los chicos.

El problema es que a esta edad los niños desarrollan una etapa fundamental en el aprendizaje y también en el desarrollo de las emociones. “Usar un distractor como un dispositivo móvil no enseña una habilidad, solo distrae al niño de cómo se siente. Los pequeños que no desarrollan estas capacidades en la primera infancia cuentan con más probabilidades de tener dificultades cuando están estresados en la escuela o con sus compañeros a medida que crecen”, dice Radesky, aunque apunta que el uso ocasional de la tecnología con el fin de calmar a los pequeños es una utilidad "realista".

Una infancia cada vez más tecnológica

Según otro estudio, en este caso, publicado en 2020 por esta misma autora, concluyó que cada vez son más las casas en las que los menores se crían en contacto con dispositivos electrónicos. En concreto, 350 menores estadounidenses de entre 3 y 5 años, tenían su propio dispositivo y lo usaban unas dos horas al día.

En esta misma línea, la plataforma de control parental Qustodio, calculó que en 2021, los jóvenes de entre 4 y 18 años de varios países como España, Estados Unidos o Reino Unido, pasaron cuatro horas diarios conectados a Internet fuera de las aulas.

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