Salud

Viruela del mono

Andrés, un contagiado por la viruela del mono, cuenta la serie de síntomas que sufrió

Nunca había oído hablar de la viruela del mono y cuando le dijeron que era portador de este virus, se asustó.

Se trata de una enfermedad poco frecuente con una mortalidad baja. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra su mortalidad entre el 1% y el 10%. El primer gran brote fuera de África se detectó en el año 2003 en Estados unidos.

Según Naciones Unidas, los síntomas generalmente incluyen fiebre, dolor de cabeza intenso, dolores musculares, dolor de espalda, poca energía, ganglios linfáticos inflamados y erupciones o lesiones en la piel.

La erupción generalmente comienza en el primer o tercer día del comienzo de la fiebre. Las lesiones pueden ser planas o ligeramente elevadas, llenas de líquido transparente o amarillento, para después formar costras, secarse y caerse. El número de lesiones en una persona varía entre unas pocas y varios miles. La erupción tiende a presentarse en la cara, las palmas de las manos y las plantas de los pies. También se pueden encontrar en la boca, los genitales y los ojos.

Los síntomas suelen durar entre dos y cuatro semanas y desaparecen por sí solos sin tratamiento. Si cree que sus síntomas podrían estar relacionados con la viruela del mono, contacte a su doctor inmediatamente.

El testimonio real de un contagiado con la viruela del mono

Uno de esos casos positivos es el de Andrés que comenzó a sentir dolor de cabeza, fiebre y ronchas en el cuerpo. Tras notar estos síntomas acudió al servicio de urgencias y la doctora le tomó unas muestras y le mandaron a casa. Estas marcas en la piel le duraron 8 días y ya se le han caído.

Nunca había oído hablar de la viruela del mono y cuando le dijeron que era portador de este virus se asustó. "La doctora me llama todos los días y yo le digo que estoy bien. No he tenido ni fiebre, ni dolor en el cuerpo ni dolor de cabeza todo ha sido pasajero y muy normal".

La doctora le indicó que cuando se caen las costras de la piel terminaba el riesgo de contagio. Por el momento, tiene aún la cicatriz de las marcas que tuvo en su piel tanto en los brazos como en las manos, pero Andrés desconoce cuál ha sido el foco de contagio.

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