FACILITARÁ EL SEGUIMIENTO DE LOS ENFERMOS
La línea que separa la biología de la electrónica es cada vez más delgada. La última aplicación es una piel artificial con fines terapéuticos. El dispositivo ha sido diseñado en Estados Unidos por John Rogers, profesor de ingeniería en la Universidad de Illinois.
En apenas el grosor de un cabello se integran cables, bobinas, antenas inalámbricas y hasta paneles solares. Todo ello envuelto en una sustancia similar a la silicona que se adapta a la piel.
Este parche actúa como un tatuaje temporal capaz de medir la actividad electrónica del corazón, los músculos y el cerebro y se puede pegar en casi en cualquier parte del cuerpo.
Con su uso ya no será necesario conectar a los enfermos a una maraña de cables y electrodos para diagnosticar enfermedades caridiovasculares y facilitará el seguimiento de los enfermos. Además, podría utilizarse para cubrir con pieles sensibles las prótesis de extremidades amputadas o para curar las quemaduras.
Esta nueva piel artificial también abre un nuevo horizonte a los investigadores. Bastará un pequeño parche en la cabeza para conocer mejor cómo funciona el cerebro.