Según un documento de la Célula de Tratamiento de las Informaciones Financieras belga
Los autores de los atentados terroristas de París en 2015 y Bruselas en 2016 financiaron los ataques de forma "autónoma" con ingresos propios, incluido probablemente con ayudas sociales y prestaciones por desempleo a través de trasferencias a sus cuentas bancarias.
"Los ingresos para estas actividades ilícitas corresponden probablemente a las transferencias en efectivo ocasionales efectuadas a sus cuentas", según recoge un documento de la Célula de Tratamiento de las Informaciones Financieras belga (CTIF, por sus siglas en francés) publicado por el diario 'La Libre Belgique'. Según el documento, en el que estudia el perfil económico de los autores de los atentados, una gran parte de los ingresos que recibían en sus cuentas bancarias provenían de salarios, pero también de ayudas sociales y la prestación por desempleo.
"La mayor parte de la financiación de las células se ha llevado a cabo de forma autónoma", concluye el CTIF en su informe, en el que asegura que el apoyo financiero del Estado Islámico sería marginal en cualquier caso. La CTIF cree que la mayor parte de los gastos para cometer los atentados se efectuó en efectivo, incluido el gasto logístico, lo que dificulta su rastreo. Los movimientos en las cuentas bancarias de los autores de los atentados no han permitido a las autoridades belgas justificar la compra de armas y explosivos o el alquiler de los vehículos.
También se han detectado el uso de tarjetas de débito prepago por varios autores de los atentados por una cuestión de anonimato con montantes muy limitados y de sistemas de pago en Internet como Payal, aunque estas transacciones no estarían ligadas directamente a los atentados. En cambio, una tarjeta utilizada para preparar los atentados de París sí estaba ligada a una cuenta cuyo titular sí estaba identificado, pero no estaba personalizada y por tanto no figuraba el nombre del titular en la misma.
"Este tipo de tarjetas probablemente se han utilizado más porque son emitidas sin examinar la solvencia del cliente, lo que no es el caso con las tarjetas de crédito clásicas", según el CTIF. Además, pagar por ejemplo el alquiler de un coche con tarjeta llama menos la atención que en efectivo.