Vandalismo estatuas

La Sirenita de Copenhague amanece con una pintada en la que se lee 'pez racista'

La estatua de la Sirenita de Copenhague, el símbolo turístico más reconocible de la capital danesa, ha amanecido con una pintada en la que se puede leer "racist fish", es decir, "pez racista".

Es el último acto de vandalismo en estatuas de todo el mundo, un movimiento que se ha extendido después de la muerte del afroamericano George Floyd al ser retenido por la policía en EE.UU.

La estatua de la Sirenita de Copenhague es el símbolo turístico más reconocible de la capital danesa y ha aparecido este viernes pintada con la leyenda "racist fish" (pez racista)

La policía ya ha abierto una investigación por vandalismo, aunque aún no hay ni sospechosos ni identificados sobre el ataque a esta conocida escultura situada junto al puerto de Langelinie y que es visitada anualmente por más de un millón de turistas.

Black Lives Matter

El movimiento "Black Lives Matter", impulsado en Estados Unidos tras la muerte de un ciudadano negro a manos de un policía blanco, ha llevado aparejado la destrucción de símbolos considerados racistas como estatuas de personalidades confederadas o personajes históricos que defendían el esclavismo y tenían esclavos, entre ellas la estatua de Cervantes o Fray Junípero atacadas en San Francisco.

Ese tipo de actos han sido imitados en ciudades de todo el mundo, también en Copenhague, donde, por ejemplo, la estatua del misionero Hans Egede, considerado el padre de la colonización danesa de Groenlandia, fue pintada de rojo hace unos días.

Símbolo nacional

La elección de la Sirenita en este caso parece obedecer más a su condición de símbolo nacional que al personaje del cuento de Hans Christian Andersen en el que se inspira, aparentemente sin ningún contenido racista. Tampoco se conoce que Andersen o el magnate cervecero Carl Jacobsen, que donó la estatua a la ciudad en su día, tengan relación alguna con el esclavismo o hayan destacado por ser racistas.

La Sirenita ha sufrido muchos percances a lo largo de su historia: la han decapitado tres veces, le han arrancado un brazo e incluso fue volada con explosivos de su pedestal de granito, además de aparecer pintada de varios colores o vestida con camisetas de fútbol, velos o una túnica del Ku Klux Klan.

De ser diana principal de la ira feminista en décadas anteriores pasó a ser usada para todo tipo de reivindicaciones políticas, desde las de movimientos okupas hasta las de grupos xenófobos.

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