CONFUSIÓN EN TORNO A LA VERACIDAD DE LA AMENAZA
La Flota rusa del Mar Negro negó que tenga planes de lanzarse al asalto de las unidades militares ucranianas en Crimea, y calificó de "tonterías" las informaciones acerca de un supuesto ultimátum para que se rindan. Así lo manifestó un portavoz de la flota rusa en Sebastopol, citado por la agencia Interfax, en respuesta a informaciones que circularon sobre que las fuerzas rusas dieron un ultimátum a las ucranianas en la península hasta las 03.00 GMT de mañana del día 4.
"Estamos acostumbrados a escuchar acusaciones de que estamos llevando a cabo operaciones militares contra nuestros colegas ucranianos", dijo el portavoz. "Los intentos de predisponernos a unos contra los otros fracasarán", agregó. De acuerdo a las informaciones difundidas por algunos medios, las tropas rusas que tienen rodeadas a las unidades militares de Ucrania en la península de Crimea dieron un ultimátum a la Marina de Guerra ucraniana para que se rinda.
Un oficial de la Marina ucraniana, Alexei Kirilov, dijo al Canal 5 de la televisión que el mando de la Flota del Mar Negro dio ese plazo, pero en los últimos días, desde que estalló la tensión en Crimea tras el cambio de poder en Kiev y la autorización del Senado ruso al presidente Vladimir Putin para intervenir allí, se han sucedido varios de estos ultimatos. Las fuerzas rusas tienen rodeadas a la mayoría de las unidades militares ucranianas en Crimea, pero aún no se ha registrado ningún enfrentamiento ni víctimas.
Por otra parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha denunciado las "amenazas inaceptables" lanzadas por el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, quien especuló el domingo con la imposición de sanciones económicas en represalia por la intervención rusa en Crimea.
"No se han molestado en intentar comprender el complejo proceso en el que se encuentra inmersa la sociedad ucraniana ni en realizar una evaluación objetiva de la situación, cada vez más degradada tras la toma del poder violenta en Kiev perpetrada por extremistas radicales", señala el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.
Para Rusia, Kerry "opera bajo la influencia de la Guerra Fría, ofreciéndose no para castigar a los responsables del derrocamiento del Gobierno, sino a la Federación Rusa". "Mientras quitan importancia a esto, Estados Unidos y sus aliados cierran los ojos ante los excesos de los milicianos radicales de Maidan, su acoso a los rivales políticos y ciudadanos corrientes y su antisemitismo y rusofobia", añade.
En ese sentido, denuncia la pasividad de las potencias europeas ante la violación del acuerdo político del 21 de febrero por parte del "nuevo régimen de Kiev" y recuerda que los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Alemania y Polonia suscribieron este documento, convertido en papel mojado cuando al día siguiente la oposición tomó el poder. "En este proceso, Occidente se ha aliado en la práctica con los neonazis que atacan iglesias ortodoxas y sinagogas mientras declaran la guerra al idioma ruso", recuerda.
En sintonía con esta postura, Rusia desoyó en la sede de la ONU las acuciantes demandas internacionales para que cambie de postura y repliegue las tropas desplegadas en Crimea y se limitó a afirmar que sus acciones responden a la defensa de los derechos fundamentales de los rusos que residen en Ucrania. "Los que han tomado el poder en Ucrania están imponiendo su victoria para atacar los derechos fundamentales de los rusos. Hay que defenderse de esta agresión", afirmó contundente el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, en la vigésimo quinta sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que comenzó este lunes en Ginebra.
La defensa de los derechos fundamentales de los rusos, amenazados, según Lavrov, por las acciones de las nuevas autoridades ucranianas, fue el hilo conductor de su discurso, en el que no hubo lugar para la autocrítica o el matiz. Lavrov defendió la bondad, necesidad y legalidad de la petición del Kremlin de pedir autorización al Senado para desplegar sus tropas en Crimea, provincia autónoma ucraniana de mayoría rusófona.
Crimea perteneció a Rusia hasta 1954, cuando el entonces líder soviético, Nikita Jruschov, se la regaló a Ucrania, y alberga en su territorio la base de la flota rusa del Mar Negro. La península cuenta con unos dos millones de habitantes, de los cuales el 60 por ciento son rusos, el 25 por ciento ucranianos y el 12 por ciento tártaros.