DONALD TRUMP
Groenlandia es el nuevo objeto de deseo de Trump. El contraste entre el tamaño de la isla, la segunda más grande del mundo, y su escaso numero de habitantes no se puede entender sin conocer su superficie. La gran parte del territorio que pisan los daneses esta cubierto de hielo.
¿Entonces, qué le interesa a Trump? Precisamente lo que esconde bajo sus glaciares: el 13% de las reservas del petroleo mundial. Y un 30% del gas por descubrir en el planeta, además de uranio y otros minerales.
Pero no es lo único que llama la atención del magnate. Precisamente la ubicación de Groenlandia, cercana a Rusia, concedería a EEUU una ventajosa posición geopolítica, que le permitiría realizar maniobras militares.
China también estaría interesada en las oportunidades que ofrece la isla, cosa que a Estados Unidos, en plena guerra comercial, no le haría ninguna gracia.
Lo cierto es que las intenciones de Trump, por locas que parezcan, tienen antecedentes. Tras la Segunda Guerra Mundial, Hurry Truman ofreció 100 millones de dolares por hacerse con el territorio, la oferta fue rechazada.
Antes, los daneses sí aceptaron vender las Islas Vírgenes. Estados Unidos ha crecido comprando territorios. Entre otros, España vendió la Florida a los americanos. Y a la Francia napoleónica les compraron Luisiana. Su última gran adquisición fue Alaska.