ANIVERSARIO HISTÓRICO

Joseph Ratzinger no se arrepiente de renunciar a ser Benedicto XVI

Un año después del anuncio que sorprendió al mundo, Joseph Ratzinger confiesa que no se arrepiente de haber dejado de ser Benedicto XVI. Agotado anímica y físicamente, descansa oculto en un antiguo convento en el Vaticano. Madruga, reza y toca el piano. En todo este tiempo ha mantenido una relación muy cordial con su sucesor.

Francisco pide una oración por Benedicto XVI.'Un hombre valiente y humilde', dice en Twitter. Con ese mensaje sencillo el papa argentino conmemora la histórica decisión de Joseph Ratzinger.

"Fue un acto de gran coraje, un acto también revolucionario, que abrió una posibilidad que ninguno podía ver en aquel momento", asegura al Centro Televisivo Vaticano Georg Gänswein, secretario personal del papa emérito. El hombre de confianza de Benedicto XVI asegura que Ratzinger no se arrepiente.

La Iglesia despidió con lágrimas y aplausos al papa teólogo, cansado, según muchos, de lidiar con asuntos apartados de la fe. Los escándalos de corrupción y pederastia salpicaron sus casi ocho años de pontificado. Para no interferir en el Cónclave, abandonó el Vaticano y se encerró en Castel Gandolfo.

Ahora, aún oculto, pero no aislado, Ratzinger lleva vida de monje en un antiguo convento. Se levanta a las cinco y media, reza, lee sus cartas y pasea por los jardines vaticanos. Disfruta tocando el piano. A sólo unos metros, otro papa escucha sus consejos.

“Es como tener al abuelo en casa”, dijo Francisco a los periodistas. Se han visto varias veces. Unas ante las cámaras, otras en privado. Testigo privilegiado de esos encuentros es Monseñor Gänswein. El hombre que conoce de cerca a los dos papas asegura que les une una profunda relación espiritual.

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