A DOS DÍAS DEL REFERÉNDUM DE LA INDEPENDENCIA DE ESCOCIA

Las fuerzas políticas del Reino Unidos se vuelven a unir contra la independencia de Escocia

Dentro de 48 horas se abrirán los colegios electorales para hacer frente a las dos opciones que aparecen igualadas en los sondeos, el 'sí' a la independencia o el 'no' a la independencia de Escocia. Los dos bandos están obligados a aprovechar cada intervención para convencer cual es la mejor opción, por ello los líderes del Reino Unido se han vuelto a unir contra la independencia de Escocia.

La campaña del referéndum sobre la independencia de Escocia apura sus últimas horas dividida entre la plena separación de Reino Unido que ofrece Yes Scotland (Sí Escocia) y un refuerzo "sin precedentes" del autogobierno que blinde, además, la actual financiación de Edimburgo que plantea el bando Better Together (Mejor Juntos).

A menos de 48 horas para la apertura de los colegios electorales, las opciones de los dos frentes aparecen prácticamente igualadas en los sondeos, aunque la Encuesta de Encuestas, que compila los datos de las últimas publicadas, le da una ventaja de un punto al 'no'.

Por tanto, el futuro de Reino Unido está en manos de en torno a medio millón de indecisos que, tras meses de campaña, aún no están convencidos.

Los dos bandos están obligados a aprovechar cada intervención para persuadir de que su apuesta es la más conveniente para un electorado para el que, de acuerdo con la demoscopia, el bolsillo pesará tanto como el corazón.

El futuro de prosperidad prometido por el Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) contrasta con el aumento del techo de autogobierno que plantea el aparato de Westminster.

Su disposición a satisfacer las aspiraciones soberanistas y financieras de los escoceses ha llevado a los líderes de los tres principales partidos a constituir un frente común para garantizar fondos y competencias que desafía los propios intereses de Londres.

Propuesta de los líderes
Desde la portada del diario escocés 'Daily Record', el primer ministro, David Cameron; el jefe de la oposición laborista, Ed Miliband; y el de los liberal-demócratas y viceprimer ministro, Nick Clegg; prometieron "amplios nuevos poderes" para el Parlamento escocés, garantizados "por el proceso y calendario acordados", un reparto "equitativo" de los recursos, y "categóricamente afirma" que la última palabra en financiación del Sistema Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) corresponderá a Escocia.

Esta protección se basaría en la "continuidad" del actual método del Ministerio del Tesoro británico para determinar la distribución de gasto público. Mantener la denominada fórmula Barnett significaría que Edimburgo seguiría disfrutando de un mayor gasto per cápita que Inglaterra, incluso si poderes clave como la política tributaria o la gestión de los recursos financieros son transferidos a Edimburgo.

El compromiso, y sobre todo, la ocasión escogida para anunciarlo, ha provocado un profundo malestar en el SNP, que cuestionó la propia veracidad de la maquinaria de Londres. "Si hubiese una intención seria de dar más poderes ¿Por qué no se ha hecho antes?", se ha preguntado la viceprimera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, quien ha advertido de que "no hay garantías para nada" de que se materialice si se confirma la continuidad del statu quo el próximo jueves.

Por si fuera poco, una creciente corriente de políticos y analistas en el resto de Reino Unido había asumido que el traspaso de competencias modificaría la base a partir de la que se calculan las partidas para Escocia que, actualmente, garantizan un nivel de inversión por habitante mayor. La oferta de los tres líderes, sin embargo, blindaría este privilegio.

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