Mundo

Líbano

Bajo los drones y los bombardeos: 36 horas con las tropas españolas en Líbano

Acompañamos a la Ministra de Defensa, Margarita Robles a Líbano donde tropas españolas llevan allí desplegadas desde 2006 en misión de paz de las Naciones Unidas.

Vehículos de la misión de paz de la ONU en LíbanoEuropa Press

Son cerca de 700 militares de la operación Libre Hidalgo, integrados en la Brigada Líbano XLIV. Será una visita muy rápida, 36 horas, un viaje con la agenda bastante apretada y con las limitaciones técnicas que ofrece una zona en conflicto.

Nos citan en Torrejón a las 7:30 de la mañana. La ministra y sus asesores militares y civiles llegan puntuales, entre ellos está el Almirante General Teodoro Esteban López Calderón, JEMAD. Embarcamos en uno de los Falcon que tiene las Fuerzas Aéreas. Las 18 plazas ocupadas por delante 4 horas de vuelo. Margarita Robles acude a la cola del avión donde nos ubicamos los periodistas para comentarnos algunos pormenores del viaje y las características de la zona. Contesta con cercanía y amabilidad a todas nuestras cuestiones, le pregunto por si España puede prescindir de la tecnología israelí y su respuesta no difiere de la que nos ha ofrecido en otras ocasiones “puede”. España está incrementando considerablemente su I+d+i en defensa y sistemas. Puede que nos cueste algo de tiempo llegar al nivel pero llegaremos.

Pido permiso para acercarme a la cabina y charlar con los pilotos, me lo conceden y me siento en un estrecho "trasportín" entre ellos. La aviónica del Falcon ha sido cambiada recientemente, una remodelación necesaria para una aeronave que acumula ya muchos años y horas de vuelo. Me explican los pormenores de su profesión y las peculiaridades de este viaje en concreto, atravesamos una zona de turbulencias y variamos la altura. Se nota que, a pesar de su juventud, tienen mucha experiencia en su trabajo. El vuelo dura unas cuatro horas. El aterrizaje en Beirut se hace sin mayores problemas.

Varios vehículos de las Naciones Unidas nos esperan casi a pie de pista. Soldados del contingente español nos transportarán hasta la base Miguel de Cervantes, en Marjayoun. Nuestra conductora, la cabo Juani Alonso, va contestando las preguntas que vamos haciendo mientras el convoy se desliza entre el caótico tráfico libanés esquivando coches, camiones y motos, algunas que circulan a contramano. No quieren percances primero por su puesto por nuestra seguridad después porque cualquier roce con nacionales les sumerge en montañas de papeleo, según nos confiesan.

Viajamos paralelos al mar, atravesamos la región de Sidón y nos adentramos hacia el interior. El paisaje, siempre muy verde, sorprende al que visita Líbano por primera vez. Hemos tenido suerte porque no va a llover durante nuestra estancia, nos comentan que en esta época del año suele ser muy húmedo, cae agua 8 de cada 10 días y lo suele hacer de forma muy intensa.

En la localidad de Nabatiyah el convoy se detiene. Paramos y colocamos en los vehículos las banderas que nos distinguen como contingente de las Naciones Unidas. Ya estamos en la zona supervisada oficialmente por la comunidad internacional.

En el ocaso el sol ilumina una cordillera muy alta cubierta de nieve, son los Altos del Golán. Una meseta que Israel ocupó a Siria en 1967 durante la Guerra de los Seis Días, anexionándola en 1981. Desde aquella altura Israel controla los hipotéticos movimientos hostiles Sirios. Es otra de las ocupaciones consideradas ilegales por la comunidad internacional y que Israel defiende como vital para su existencia como estado.

Finalmente llegamos a nuestro destino. Nos saludan de forma marcial a nuestra entrada y serpenteamos entre las protecciones de hormigón que impiden un paso limpio a la base Miguel de Cervantes. En la explanada de instrucción nos espera el General Bernal, al mando de la plaza. Bernal es además responsable de la Brigada Multinacional Este de Finul, unos 3500 efectivos de siete países: El Salvador, Brasil, Indonesia, India, Nepal, Serbia y por supuesto España.

Nada más apearse de su vehículo blindado Margarita Robles pasa revista a las tropas, después se separa del grupo. Va a ser informada de cómo está la situación en la zona. Nosotros nos marchamos a otra de las losas, así se llama cada una de las construcciones de la base, a recibir un pequeño brieffing. Un poco de historia, planos de la zona y sobre todo cómo tenemos que actuar en caso de peligro y lugar del bunker más cercano. Allí tendremos que recluirnos obligatoriamente en caso de ataque.

Ataques israelíes durante nuestra estancia

Después la ministra participa en un acto solemne de imposición de condecoraciones a militares que participaron activamente en la dana de Valencia. Son efectivos que ahora se encuentran desplazados en Líbano. Veinte soldados que ahora lucen orgullosos en el pecho esa medalla que reconoce su esfuerzo. Tras esa ceremonia se celebra un homenaje a los militares caídos en misión. Una corona de flores reposa ahora bajo las banderas desplegadas en el campo de instrucción de la base. Aprovechamos la conclusión de ese acto para charlar de manera un poco más distendida con el General Bernal. Nos cuenta que la situación es bastante tensa, "todos los días hay ataques, selectivos" nos cuenta. Nos informa de que tan sólo unos minutos se ha producido uno muy cerca de la base, Israel ha destruido un vehículo y matado al menos a uno de sus ocupantes. Esa información no solo será confirmada más tarde, sino que se amplía, finalmente han sido dos lo objetivos alcanzados, tres los muertos y siete los heridos. Para esta "eliminación selectiva" Israel ha usado drones.

Tras acudir a nuestros alojamientos, situados en lo que ellos denominan ‘losas’, porque se sitúan sobre grandes plataformas de hormigón, acudimos a la cena. Margarita Robles pronuncia unas cálidas palabras de ánimo, felicita las fiestas y brinda como suele ser habitual por el Rey, es respondida marcialmente por todos los presentes, al menos un centenar de soldados. Cena informal, sin sillas, todos de pie. La ministra va mesa por mesa interesándose por las actividades y quehaceres de los presentes y conversando con casi todos. Poco a poco el ambiente se relaja, no es por el alcohol, para los soldados de guardia está estrictamente prohibido su consumo y para los que no lo están el límite diario se acerca a lata y media de cerveza distribuida en las 24 horas. Durante la cena tengo tiempo de mirar el mensaje de una compañera de la redacción que me informa de que uno de los oficiales es amigo suyo, ‘busca a Juan, te puede ayudar en lo que necesitéis`. Estoy leyendo ese mensaje cuando me tocan el hombro, al levantar la vista Juan Carlos de la Cerra me saluda ‘¿eres Matías?’ ‘soy yo efectivamente’. Juan se convierte en nuestro ángel de la guarda en Líbano. Nos ayuda con nuestros problemas a la hora de transmitir las grabaciones a Madrid y nos hace de cicerón guiándonos en nuestra yincana por la base a la búsqueda de red.

La jornada la cerramos con una ducha y a la cama. En menos de seis horas hay que levantarse.

La visita a Kfarkela

Queda más de una hora para que amanezca y los vehículos blindados con tripulación indonesia ya aguardan a que desayunemos. Nos van a conducir a la posición avanzada 915. Nos ayudan a ponernos los cascos y los chalecos antibalas. No vemos nada durante el trayecto, la linterna del móvil de Íñigo ilumina el angosto habitáculo. Es su herramienta de trabajo, están habituados a pasar horas aquí, pero para nosotros es un viaje bastante incómodo. Tras treinta y cinco minutos de desplazamiento no apeamos en un promontorio preparado para el aterrizaje de helicópteros. Al abrir la portezuela el sol nos deslumbra, tardamos un poco en habituarnos a la luz y al paisaje. En la ladera que hay a nuestros pies se dibujan centenares de casas, es el pueblo de Kfarkela, detrás la frontera, un muro que se ve con nitidez, tras ese muro una fortaleza israelí y más lejos la primera población de ese país, Metula. Retrocediendo nuestra vista nos fijamos con más atención en Kfarkela, absolutamente toda la población está destruida, no queda ni una sola casa en pie. Israel la bombardeó el año pasado porque Hezbolá utilizaba el abrigo de sus calles para bombardear Metula. Una población que llegó a tener unos 6.000 habitantes reducida a escombros. En la aplicación de Google Maps se puede ver cómo era antaño, también la base desde donde recogimos todas estas impresiones.

Nos habían advertido de la posibilidad de que drones israelíes nos monitorizaran en todo momento y nos habían pedido que no nos pusiéramos nerviosos. Es ‘algo habitual’ dicen los militares. La conjunción de esta advertencia con el hecho de vestir el chaleco antibalas y el casco introduce una sensación de incertidumbre que ya nos acompaña en todo momento.

Llegada la hora de marcharnos solicito realizar el camino inverso en los vehículos de escolta que la Guardia Civil tiene en la base. Nos han acompañado tienen funciones de policía militar. Están también blindados, pero cuentan con ventanas. Quiero comprobar si el nivel de daño que se apreciaba desde la colina es igual abajo. Con mucha amabilidad y tras una corta deliberación el comandante me lo concede. Me he quedado corto, la destrucción es peor de lo que me imaginaba. Impresiona ver el nivel de efectividad en la demolición de las viviendas. Ni una casa ha quedado en pie. He de decir en este punto que también hemos visto baterías lanzacohetes de Hezbolá destruidas que los terroristas utilizaban para atacar territorio israelí.

A la llegada a la base asistimos a la ceremonia de entrega de material sanitario a la población local. Es uno de los muchos proyectos que implican a los militares españoles en el desarrollo de la zona. Después el grupo se divide, Margarita Robles, se dirige a una reunión en Beirut con su homólogo Michel Menassah, y nosotros que no hemos sido autorizados a acudir a ese encuentro por las autoridades libanesas esperaremos en el aeropuerto. Margarita Robles nos ha contado después que le ha insistido en el compromiso español con el país árabe. Hay que recordar que la misión de FINUL, tiene un horizonte temporal limitado que la ONU ha fijado para finales de 2026. Es decir que la ONU saldrá de Líbano tras decenas de años de presencia en la zona, lo que significa que también se retirará el destacamento español. “Es un momento difícil, por eso tenemos que seguir firmemente comprometidos con la paz, apoyando a Naciones Unidas y a Líbano. Formalmente hay una situación de paz, pero cada día sigue habiendo muertos”, ha dicho Robles, porque el acuerdo de cese de hostilidades alcanzado hace poco más de un año entre Líbano e Israel sufre frecuentes violaciones.

Quizá ese futuro incluya a los dos equipos que España tiene desplegados en Líbano. Equipos móviles de adiestramiento, uno de ellos de manera permanente en Sidón, donde trabaja junto al contingente francés, y el otro de forma temporal en Beirut.

Quizá los inmensos generadores electricidad que dan servicio a la base Miguel de Cervantes no se apaguen, quizá continúen aportando su luz a la zona. Y quizá si se apagan, sea porque, quizá, ha llegado la paz definitiva a Líbano.

Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad en nuestro perfil de Google.