Alexéi Navalni
Alexéi Navalni ha muerto en una de las cárceles más alejadas y con un régimen más duro de Rusia. En el exterior, en días como hoy, la temperatura desciende hasta los 30 grados bajo cero. En el interior, las condiciones son extremas por el maltrato infringido a los reclusos, las torturas psicológicas y la falta de asistencia médica.
En Kharp, a 2.000 kilómetros de Moscú, se encuentra la colonia penal IK-3, más conocida como 'Lobo Polar'. Hasta este inhóspito lugar se ha trasladado la madre de Alexéi Navalni, pero de momento, el viaje ha sido en balde. "Le han notificado que el cadáver ha sido trasladado a otra ciudad, donde un comité lo está investigando. O sea, que de momento no tenemos acceso al cuerpo y no sabemos con certeza dónde está", denuncia Kira Yarmish, portavoz del fallecido opositor político.
En este enclave donde hoy el termómetro marca 30 grados bajo cero, Navalni ha acabado sus días. Un frío gélido que se impone en el día a día de los reclusos. De hecho, a menudo acaban padeciendo problemas respiratorios. En una ocasión, Navalni denunció cómo le pusieron deliberadamente en compañía de un preso con gripe que acabó contagiándole. Esto agravó sus fuertes dolores de espalda, los problemas en una pierna y las secuelas del envenenamiento que le obligó a estar hospitalizado cinco meses en Alemania.
Sin embargo, en el penal se le negó la asistencia médica, por lo que protagonizó una huelga de hambre durante varias semanas. Eso no hizo más que agravar sus problemas de salud.
Daño físico y psicológico, ya que se le torturaba sistemáticamente con la imposibilidad de dormir o con la celda de castigo, en la que llegó a estar 28 veces por faltas menores como no llevar un botón abrochado o por no responder con diligencia a los carceleros.
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