Terremoto Marruecos
El adobe se deshace y se descompone rápidamente. Al contrario de los edificios de acero y hormigón, la arena lo rellena todo y no quedan huecos de vida.
El nuevo balance oficial de víctimas del terremoto que azotó Marruecos el pasado viernes deja 2.862 muertos. El reto más complicado para los rescatistas está en acceder a las zonas más devastadas.
Otra de las circunstancias que dificulta mucho los rescates es la mala comunicación de algunas poblaciones. Especialmente porque muchas construcciones son de adobe, un material que al desprenderse genera mucho polvo y no deja bolsas de aire, lo que sepulta a las víctimas.
No han podido resistir las sacudidas del terremoto. Son polvo, se han desplomado. Es una carrera contra reloj. Cavan a mano o con palas, es la única manera de encontrar supervivientes. Con el adobe no se puede usar la maquinaria de los bomberos, específica para edificios de hormigón y acero.
"Tenemos el problema de tener un enorme parque de viviendas que puede datar de cientos de años y repararlo es díficil técnicamente y también muy costoso", explica Colin Taylor, profesor de ingeniería de la Universidad de Bristol.
Las consecuencias del terremoto dejaron muertos en una decena de provincias, pero las más afectadas son Al Haouz, -al sur de Marrakech y cercana al epicentro-, con 1.604 fallecidos, seguida de Taroudant (976 víctimas mortales).
El equipo de rescate español de la Unidad Militar de Emergencias (UME) ha comenzado a encontrar cuerpos en aldeas de difícil acceso, según ha informado el comandante Enrique Bascuas Figueras, líder del equipo USAR de la UME.
Los equipos españoles, británicos y cataríes trabajan en las áreas de Asni y Commune Anougal, designadas para el rescate, y la ministra de Defensa española en funciones, Margarita Robles, ha asegurado que se quedarán allí "el tiempo que sea necesario".
Por el momento, Marruecos ha aceptado asistencia de otros países como el Reino Unido, Catar y Emiratos Árabes Unidos.
Los ciudadanos marroquíes están haciendo largas colas para donar sangre en una acción sin precedentes en el país después del seísmo; se han registrado 13.000 donaciones en dos días, mientras que en condiciones normales suele haber cerca de mil donaciones diarias.
Las angostas calles de la judería de Marrakech están llenas de escombros, y los habitantes se ven obligados a dormir en la calle, incluidos algunos que tienen sus casas en peligro de colapso.