Opinión
Pedro Sánchez lanza al PSOE a una campaña de confrontación. El líder socialista sitúa al PP en la extrema derecha, lo compara con Trump y Bolsonaro y llama a los españoles a frenar la ola reaccionaria.
La primera tarea en la que tiene que emplearse el líder de un partido que ha perdido las elecciones es la de levantar el ánimo de sus compañeros. Y esa primera tarea es aún más importante, si el líder ha decidido, de repente, colocar en el calendario inmediato otras elecciones, tan difíciles o más que las anteriores. Eso ha hecho Pedro Sánchez con sus diputados y senadores, a los que ha sometido a una terapia de grupo para que recuperen las ganas de volver al ring, a pesar de que hace apenas unos días que han salido derrotados por KO.
Pedro Sánchez lanza al PSOE a una campaña de confrontación, en la que sitúa al PP en la extrema derecha, junto a Trump o Bolsonaro. Y ataca a los medios de comunicación, en línea con el discurso habitual de Podemos. Esa estrategia no ha funcionado en elecciones anteriores, pero Moncloa lo vuelve a intentar.
Y, mientras, Feijóo inicia la precampaña evitando hablar del elefante en su habitación, que no es otro que Vox. El PP trata de retrasar su política de pactos territoriales más allá de las elecciones de julio. Pero la sombra de Vox amenaza con perseguir al PP a partir de ahora.