LA PRIMERA SEMANA DE PEDRO SÁNCHEZ
Sonriente, hace una semana, Pedro Sánchez posaba con su nuevo equipo. Nadie le diría entonces que justo los ministros a los que abraza -el de Agricultura y el de Cultura- le complicarían sus primeros días en el Gobierno. Màxim Huerta ha dimitido tras publicarse que defraudó a Hacienda. Y Luis Planas está en entredicho. Se le investiga por el caso del robo de agua en Doñana.
El Gobierno le defiende, dice la portavoz, Isabel Celáa: "No tiene cuentas con la justicia". Y presume de cómo está gestionando estas crisis, "se asume responsabilidades en horas... es un ejercicio de transparencia muy importante".
Polémicas que no acaban aquí. La última afecta a uno de los asesores de Pedro Sánchez. A través de Twitter, Francisco Gómez lanzó mensajes incompatibles con su nuevo cargo, criticaba las políticas socialistas e incluso insultaba a Zapatero. Ya ha borrado su cuenta. Al igual que el exministro Màxim Huerta.
Y de todo ello el presidente del Gobierno, ni una palabra. Son sus ministros los que hablan ante la prensa y anuncian las medidas. Tres y todas enfocadas a la inmigración: la acogida del buque Aquarius, eliminar las concertinas en Ceuta y Melilla y devolver la sanidad universal para los inmigrantes sin papeles.