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El cordón sanitario a Vox en Castilla y León divide a la izquierda e inquieta a la derecha

El presidente Sánchez lanza una oferta imposible a los populares para facilitar su Gobierno en Castilla y León: o rompen con Vox en toda España o no será posible. El Partido Popular mantiene que busca un gobierno en solitario y pide a Vox que acepte sus principios y que modere sus posiciones, pero el partido de Abascal no dará su apoyo "gratuito".

Óscar Puente fue el pionero y abrió una veda que está lejos de cerrarse, a pesar de los tímidos intentos de Ferraz en la jornada postelectoral de Castilla y León por zanjar el debate y fijar posición.

El Alcalde de Valladolid fue el primero en defender el veto a la entrada del partido de Santiago Abascal en las Cortes de Castilla y León: "se trata de cambiar el 'sólo queda Vox' por 'Vox se queda solo'", argumenta. Lejos de alejarse de esa posición, ha lanzado un mensaje a la dirección nacional reivindicando la autonomía del partido: "yo creo que tenemos derecho en Castilla y León a ser los dueños de nuestro destino. El que tiene que llevar la voz cantante es Luis Tudanca".

Fuentes del PSOE en Ferraz aseguran que el cordón sanitario a Vox es complicado si no imposible. Primero porque el PP lleva semanas insultando al PSOE y tendiéndole la mano a Vox. Segundo porque Mañueco no ha pedido al PSOE negociar la abstención y es socio del partido de Abascal en otros lugares de España como la Comunidad de Madrid o Andalucía. O cordón en todas, o en ninguna.

Pedro Sánchez lanzaba este martes en el Senado una oferta imposible, a sabiendas de que lo era, tratando de poner la pelota en el tejado de los populares. El presidente instaba a Casado a explicar por qué la ultraderecha no puede entrar en los gobiernos y decirnos si es para todos los días, para siempre y en todos los territorios, subrayaba.

Es decir, le pide al PP que rompa con Vox, que se aleje, que haga una enmienda a la totalidad y a la coherencia en los últimos tiempos. Solo así existirían posibilidades de facilitar un Gobierno. Este miércoles, en el Congreso, se reafirmaba: "le ha llegado la hora de la verdad, tiene que decidir si gobierna con la ultraderecha, o no".

En definitiva, la posición del Gobierno y del PSOE pasa por aprovechar su fiasco electoral en clave nacional obligando al PP a determinar su relación con Vox. Piensan que esto beneficia a los socialistas, sea cual sea la decisión.

El PP se siente ganador de las elecciones

En Génova se sienten ganadores de las elecciones y su primera opción es gobernar en solitario. No quieren un pacto de Gobierno con Vox, pero es difícil porque el partido verde ha manifestado desde el principio su voluntad de hacerlo.

Pablo Casado, sin mencionar en ningún momento al partido de Abascal, reivindicaba este martes el centroderecha frente al radicalismo y respaldaba la victoria del presidente castellanoleonés, Alfonso Fernández Mañueco.

Fuentes de la dirección nacional del PP aseguran que Alfonso Fernández Mañueco tiene libertad y que quien quiera pactar tiene que aceptar los principios del partido. "Nadie entendería que el PP dejara de ser el PP, aseguran". "Si Vox quiere ser útil, en algún momento tendrá que abandonar su discurso del todo o nada”, defienden.

Pero esta posición ha generado, como casi todo en el PP últimamente, discrepancias internas e Isabel Díaz Ayuso se pronunciaba a favor de una hipotética entrada de Vox en el Gobierno de Castilla y León, y de paso lanzaba un zarpazo al "sanchismo" al decir en un desayuno informativo que "espero que no nos importe lo que opine la izquierda sobre nuestros pactos". "Espero que haya un Gobierno basado en la suma de intereses frente a este proyecto totalitario que está destrozando España", sostenía.

Vox insiste en su entrada en el gobierno castellanoleonés

Vox, por su parte, sigue defendiendo su entrada en un Gobierno pero "sin aceptar chantajes y no de manera gratuita". "Nosotros seguimos con la mano tendida para darle una alternativa a Castilla y León, y a España", escribía este martes Santiago Abascal en su cuenta personal de una red social.

Consideran que las urnas les han dado un mandato claro, que tienen el derecho y el deber de formar gobierno pero advierten de que sus votos “no son gratis” y dejan caer el peligro de una posible repetición electoral si no se acercan las posturas.

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