Día de la Marmota
Aunque la marmota Phil de Estados Unidos es la más famosa, también en España tenemos a nuestros propios 'adivinos'.
El 2 de febrero se celebra en Estados Unidos el Día de la Marmota, esa tradición que tienen para saber si el invierno se prolongará o no a través de la predicción del animalito y la interpretación que hacen de ella unos señores con barba y sombrero de copa.
El Día de la Marmota es algo más que una fiesta en Pensilvania. Y también en todo el mundo: Desde que se estrenó con gran éxito la película 'Groundhog Day' (Atrapado en el Tiempo, Harold Ramis, 1993) , con Bill Murray y Andie MacDowell como protagonistas , usamos esa expresión para referirnos a una situación que parece repetirse día tras día y de la que parece que no saldremos nunca.
Ya veremos qué nos cuenta este año la marmota Phil, que es el nombre de este peculiar pronosticador del tiempo. Según cuenta la leyenda, si Phil ve su sombra, lo considera un "presagio" de seis semanas más de mal tiempo y regresa a su madriguera. Si está nublado y no regresa a su madriguera, puedes guardar ese abrigo de invierno porque la primavera llegará antes de lo esperado.
En el fondo, entre tú yo, lo que importa es la fiesta que se montan alrededor: hay estudios sesudos que han analizado sus pronósticos a lo largo de los años y concluyen que “acierta” en un 50%, o sea que da un poco igual. Incluso es más tajante la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration): “La fiabilidad científica de la marmota es 0” dictamina la agencia gubernamental de los Estados Unidos para los asuntos del tiempo y el clima. Por si hacía falta aclararlo.
A mí me pasa con esto como con las cabañuelas: me gusta más la fiesta, el rito y el hecho de conservar las tradiciones y juntarse para conversar en torno a ellas. Otra cosa es su validez como método predictivo. En nuestro caso tenemos otra sabiduría popular que atesora el conocimiento de las estaciones en sentencias breves trasmitidas por la tradición oral: los refranes.
Era una manera de transmitir de generación a generación cómo solía venir el tiempo en unas fechas determinadas y cómo actuar en consecuencia: si era convenientes sembrar o no, empezar a cosechar, etc. Este 2 de febrero es la festividad de La Candelaria y hay un refrán que dice:
“Si la candelaria plora (llora) el invierno fora,
y si le da por reir el invierno por venir”
Sería algo así como que si hay lluvia (el lloro) ya no tenemos nevadas y por lo tanto el invierno se acaba, pero si está despejado (la risa del sol) es que el anticiclón de invierno puede continuar.
Pero también continúa otro refrán: “Si no plora, ni dentro ni fora” Y otro más dice: “Tanto si llora, como si deja de llorar el invierno está por pasar” O sea, que tenemos refranes para todo porque el tiempo no siempre solía ser el mismo, ni su evolución tampoco. Incluso hay quien dice que lo de llorar o reír no se refiere a que llueva o haga sol sino a que hubiese luna nueva o luna llena que, respectivamente, anticiparían o alejarían la primavera
Aquí no tenemos marmotas pero tenemos otros animales relacionados con el pronóstico y con los refranes. El oso en los Pirineos: “Por la Candelera sale el oso de la cueva; pero si hace mucho frío, se vuelve a ella”. Las fiestas, con personas disfrazadas de osos, servían también para advertir también de que podrían encontrarse en los bosques con este animal.
Y es que aquí sabemos hacer una fiesta hasta para advertir de algún peligro. Y la cigüeña de San Blas, el 3 de febrero: “Por San Blas, la cigüeña verás, y si no la vieres, año de nieves”, dice el conocido refrán, y es que antaño empezaban a verse ya en los campanarios de muchos pueblos de la península a esas cigüeñas que habían emigrado a África cuando aquí empezaba a llegar el frío y su regreso esa señal de que empezaba ya a terminar.
Sin embargo ahora nos cuentan los biólogos que la mayor parte de la población peninsular de cigüeñas ya no emprende ese viaje porque los inviernos no son tan fríos y porque aquí ya encuentran comida suficiente en los vertederos de las grandes ciudades. Ya no vuelven porque no se van. No te puedes fiar ya ni de las cigüeñas de San Blas. Pero fíate del refranero: “En Febrero, un rato al sol... y otro al brasero”