Renta de los jóvenes
La juventud independizada vive en hogares con una renta por unidad de consumo un 15% inferior a la media, pero sus condiciones de vida varían significativamente según su formación.
Llegar a fin de mes es cada vez más complicado para muchos hogares españoles, especialmente para los más jóvenes. Según el informe 'Presente y futuro de la juventud española. una perspectiva socioeconómica', que elaboran conjuntamente la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), la renta por unidad de consumo (es decir, teniendo en cuenta la composición del hogar) de los hogares cuyos sustentadores principales son jóvenes de entre 16 y 29 años es un 15% inferior a la media.
Según esta encuesta, el 53,2% de las personas en esa franja de edad tiene dificultades para llegar a final de mes, 5,4 puntos porcentuales por encima del promedio de la población.
Aunque las condiciones de vida de la juventud española son muy heterogéneas, la pertenencia a su generación no es la principal explicación de las mismas.
Los factores socioeconómicos de origen y, muy especialmente, la formación alcanzada, marcan importantes diferencias entre los mismos. Lo hacen principalmente en sus posibilidades de inserción laboral, pero también en otros importantes ámbitos de sus trayectorias vitales.
Esta monografía describe cuatro perfiles de jóvenes que se diferencian por su situación y oportunidades. En el grupo más desfavorable, formado por casi un millón de ninis, se encuentra el 14% de jóvenes que ni estudia ni trabaja. En el lado opuesto, se sitúa el grupo de quienes han contado con un entorno familiar o escolar favorable.
Parte de las ventajas salariales de los jóvenes más cualificados se derivan de su preparación para ocupar puestos de trabajo que requieren conocimientos avanzados en competencias que los mayores no pudieron adquirir. Gracias a ello, en el empleo joven de 25 a 29 años pesan más los puestos más cualificados (38,7%) que en el conjunto de los ocupados (35,6%).
El 59,2% de los jóvenes entre 25 a 29 que proceden de un estrato socioeconómico bajo, pero han completado estudios superiores, consiguen ascender al estrato alto. En cambio, solo logran esa meta el 13,4% de los que únicamente cuentan con formación obligatoria.
El 25,4% de jóvenes trabaja con contratos a tiempo parcial, 12 puntos por encima de la media del conjunto de la población, y la tasa de temporalidad de la juventud ocupada también dobla el promedio.
Una tercera dimensión de su mayor precariedad laboral es la salarial: los salarios de los jóvenes de entre 16 y 29 años son un 35% inferiores a la media y el progreso de sus ingresos a lo largo de la vida laboral está siendo más lento, pues mientras las cohortes anteriores alcanzaban una base de cotización similar a la media antes de los 27 años, actualmente, los adultos jóvenes a los 34 años todavía no la han alcanzado.
La renta media por unidad de consumo de los hogares en los que el sustentador principal es una persona entre 16 y 29 años (se calcula según el número y características de los miembros del hogar) se sitúa en torno a 16.000 euros anuales, un 15% menos que la media de los hogares. Esa menor renta es hasta un 40% por debajo de la media en el caso de los hogares cuyo sustentador principal es un joven sin formación superior (11.000 euros anuales).