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Caras largas a la hora de hacer la compra por los altos precios: "Yo no he notado que ha bajado nada"

Los precios siguen desbocados, las familias están hartas y todos reclaman soluciones: "De bajada, nada todavía".

Las familias españolas se declaran ahogadas por la inflación. Algunas, ya por sus caras, muestran síntomas de estrangulamiento. Es el día a día de una sociedad que, desafortunadamente, se ha acostumbrado a vivir con los precios por las nubes, sin que los sueldos suban, y con la Navidad a apenas dos meses de llegar. Las cenas familiares harán que estos precios suban y, en consecuencia, el gasto sea todavía mayor, algo que tiene a los contribuyentes desesperados.

Para comprobar el día a día de la sociedad en estas cuestiones, acompañamos a personas que acuden a la compra. Empezamos con Carmen, quien nos explica que va a comprar pollo. Antes de ver el precio, ella augura que costará alrededor de dos euros la cantidad que tiene pensado comprar. El resultado final: 3,49 euros. Su cara lo dice todo, con más rabia que entusiasmo. Y lo señala mientras nos hace una reflexión: "Así que... imagínate qué precio".

A continuación, vamos junto a otra Carmen, quien va a comprar pierna a la carnicería. Antes de ver el precio, nos indica que costará "11,90 o 12 euros". Efectivamente, al ver el resultado, esa es la cifra: 11,90 euros. Ella, al haber acertado, procura tomárselo con humor y nos muestra el pequeño cartel con el precio. No obstante, también muestra su molestia por ver precios tan caros, los cuales se puede permitir cada vez menos gente.

Cabreo por los precios desbocados

Las personas que nos atienden se muestran muy descontentas por la situación actual de los precios. El IPC subyacente apenas baja y ello provoca que los alimentos sigan encareciéndose, y que la tendencia a la baja no sea tal. Una mujer nos lo cuenta así en el mercado: "Yo no he notado que ha bajado nada". Otra, entre carcajadas, también nos lo dice: "¿Qué quieres que te diga? No". Más de lo mismo con una señora que indica que "de bajada, nada todavía".

El estancamiento de los salarios, la precariedad laboral y la incesante inflación está contribuyendo a un declive continuo a nivel social, por lo que la ciudadanía reclama soluciones para que la pobreza no siga expandiéndose. Cada vez son más las personas que están abocadas a un mayor riesgo de pobreza, indicadores que hacen saltar todas las alarmas sin que todavía haya métodos efectivos para poder arreglar estos problemas.

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