Caso Luis Rubiales
El suspendido presidente de la RFEF visitó a su madre en el hospital y la acompañó de regreso a su domicilio. Rubiales no reaparece públicamente desde su explosiva rueda de prensa del pasado viernes.
Tras dos días y medio en huelga de hambre y encerrada en la parroquia Divina Pastora de Motril, la madre de Luis Rubiales, Ángeles Béjar, fue trasladada a Urgencias de un Hospital de la localidad granadina en la tarde de este miércoles. Así lo informaba el párroco de la iglesia a los medios de comunicación en las puertas del templo.
La mujer había intentado, sin éxito, que Jennifer Hermoso cambiase su versión y contase "la verdad" sobre el polémico beso no consentido del suspendido presidente de la Real Federación Española de Fútbol durante la celebración del Mundial ganado por la selección femenina el pasado 20 de agosto en Sídney.
Tras casi tres días ingiriendo tan solo agua y bebibas isotónicas y durmiendo en un colchón en la sacristía, la salud de la madre de Rubiales, que tiene 71 años y una enfermedad crónica del riñón, se habría visto menoscabada. Con ansiedad, malestar físico y una importante hinchazón en las piernas, Ángeles Béjar accedió a dejar su huelga de hambre y su encierro en torno a las 18:00 horas de este miércoles para trasladarse al hospital Santa Ana de Motril.
Un ingreso por Urgencias que habría durado varias horas y en el que habría estado acompañada por su hijo, que después de varios días en paradero desconocido habría abandonado su refugio para estar al lado de su madre en este delicado momento. Se especula con que podría estar tanto en su ático de 2 millones de euros en el centro de Madrid, como en un chalet en Motril descansando con sus hijas.
En el hospital Ángeles Béjar ha sido sometida a varias pruebas médicas y, tras responder satisfactoriamente al tratamiento que se le ha aplicado para tranquilizarla después de casi tres días sin ingerir alimentos, dejaba el centro médico alrededor de las 23:30 horas acompañada por Rubiales para volver a su casa, donde en estos momentos estaría descansando.
Un momento que el todavía presidente de la RFEF, suspendido por la FIFA durante 90 días, habría conseguido esquivar a las cámaras, evitando así dar la cara en plena crisis por su negativa a dimitir.