Fútbol
Ancelotti tiene trabajo por delante: le han cambiado un motor por un cañón y esa adaptación lleva tiempo. ¿Terminará quitando a un delantero y cambiando el sistema? Lo analizamos.
Es un año de cambios para el Real Madrid y eso siempre trae jaleos. En un club en el que lo único importante es ganar, nunca hay tiempo para transiciones. Sin embargo, por primera vez en una década el equipo no cuenta con Toni Kroos, retirado la temporada pasada y guardián de un estilo victorioso. El alemán dejó en el mediocampo un socavón enorme que rellenar; no había otro Kroos en el mercado.
En compensación, el vigente campeón de Europa fichó por fin a su gran objeto de deseo durante siete interminables años: Kylian Mbappé. Carlo Ancelotti tiene trabajo por delante: le han cambiado un motor por un cañón. No obstante, el encaje del delantero francés no está siendo sencillo. No marcó en sus tres primeros partidos de Liga y se reavivó el debate sobre su maridaje con Vinícius en ataque; ambos tienden a preferir posiciones en el costado izquierdo.
Sin embargo, aunque muchos analistas creen que Mbappé es más letal echado a la banda, Carlo Ancelotti siempre tuvo claro que el galo será el '9' blanco. Kylian, avispado ante los micrófonos, repite desde su presentación que puede ocupar cualquier área del ataque, tal y como hizo en Mónaco, París o la selección francesa.
Carlo Ancelotti regresó de las vacaciones con una idea clara: la salida de Kroos y la llegada de Mbappé obligaban a un cambio de sistema... otra vez. La temporada pasada, con el fichaje de Bellingham y la salida de Karim Benzema, el de Reggiolo apostó por un 4-4-2 con el inglés de enganche. Jude devolvió esa confianza con goles en la primera parte de la campaña.
El nuevo esquema, con Mbappé, Vinícius y Rodrygo en punta, obliga a retrasar unos metros al ex del Borussia Dortmund. Se trata del clásico 4-3-3 con balón, mientras que en defesa el dibujo táctico se convierte en un 4-4-2 gracias al repliegue de Rodrygo como 'falso' extremo derecho.
El Madrid tiene ahora más dinamita arriba y la falta de presión alta de Mbappé hace que el equipo tenga una configuración similar a la que tenía cuando Benzema estaba en el campo. Se trata de un bloque bajo cuyo objetivo no es otro que aprovechar más los espacios cuando se recupera la pelota.
Este proceso de adaptación requiere tiempo. El impacto de Kylian en el ataque es profundo y al mismo tiempo la plantilla está acostumbrándose a la ausencia de uno de los mejores centrocampistas de la historia. Por eso, en esta transición se antoja clave la figura de Federico Valverde, el mejor en este inicio de temporada.
Con las lesiones de Eduardo Camavinga y Bellingham, el uruguayo y Aurélien Tchouaméni parecían clave. Sin embargo, no ha sido suficiente: el buen papel del 'Pajarito' no compensaba la irregularidad del mediocentro francés. Echaba de menos el Madrid a sus dos centrocampistas más talentosos con el balón y capaces de quebrar líneas.
Esta espesura se ha traducido en una falta de balones de calidad hacia los delanteros. Eso, sumado a las pájaras defensivas y la carencia de repliegue de los atacantes, provoca que el equipo se parta. Las alarmas todavía no han saltado por las últimas victorias a trompicones, pero Ancelotti ya está "evaluando" el cambio de sistema, máxime cuando Endrick y Güler piden más minutos.
"Veo a la afición encantada con lo que estamos haciendo. Puede ser que se pueda jugar mejor, pero la afición de Real Madrid está acostumbrada a ver un fútbol rock and roll y no de muchos toques. Intentamos hacer con nuestras características feliz a la afición, que le gusta mucho más ganar que jugar bien. Lo ideal sería ganar y jugar bien", ha analizado en rueda de prensa Ancelotti.
¿Y cómo se juega un fútbol rock and roll? Pues tiene que ser "entretenido, vertical, con intensidad, con ritmo", todo "sin perder demasiado tiempo a llegar a la portería rival". "Esto creo que es la característica que tiene esta plantilla, jugar vertical, tenemos jugadores que tienen mucha fuerza, mucha energía, sobre todo con balón", abunda el italiano.
"El fútbol bonito depende mucho de las características de los jugadores. Siempre he dicho que el fútbol bonito es defender bien, atacar bien, manejar bien el balón, jugar bien a la contra. Es muchas facetas, no es una sola, pero cada uno tiene su opinión. A mí me gusta mucho ver mi equipo defender bien, me gusta que mi equipo salga bien desde atrás, que mi equipo no pierda tiempo, que sea vertical", argumenta.
Por eso sigue insistiendo Ancelotti en el equilibrio como clave, algo que se trata de "un trabajo colectivo" que se puede alcanzar "con dos o tres delanteros". "Recuerdo que la Champions de París fue jugando con tres delanteros, y teníamos un equilibrio perfecto. Meter un centrocampista más no significa que vamos a tener más equilibrio", ha reflexionado.
"El objetivo del equipo es ser compacto. Si Vinícius, Kylian y Rodrygo intentan presionar arriba y los medios no suben y la defensa no sube, no es un problema de Vinícius y Mbappé. Igual al otro lado, si hay bloque bajo ellos tienen que defender. Yo entiendo que vuestro pensamiento es que la falta de equilibrio es porque Vinícius, Mbappé y Rodrygo no trabajan, pero no es así", defiende a sus atacantes.
¿Será capaz ahora Ancelotti de regresar al 4-4-2 que llevó al Madrid a la Decimoquinta? Y de ser así, ¿el perjudicado sería siempre Rodrygo en lugar de las 'rock and rolls stars' Vinícius y Mbappé? ¿Entraría en su lugar un centrocampista tipo Güler o un Endrick que deslumbra cada vez que sale? El preparador italiano sigue buscando soluciones.
La llegada de un cuarto hombre al mediocampo quizá diera al equipo ese cacareado equilibrio que no aparece; tal vez no lo veamos todos los partidos, pero sí en citas de máxima exigencia lejos del Santiago Bernabéu. Carletto probó, sin grandes resultados, a Brahim, Güler, Modric e incluso Ceballos durante las ausencias de Bellingham y Camavinga. Puede que ahora su regreso aclare tanto el once ideal como el juego.
Porque todavía muchos se preguntan a qué juega el Real Madrid cuando, lo cierto, es que este camaleónico club solo tiene un estilo: ganar, ganar y ganar.
Así lo explica Ancelotti: "Lo que más me llama la atención es que el Real Madrid en estos años no ha tenido una sola identidad. Ha hecho las cosas bien, defendiendo bien, con un bloque bajo y con transiciones muy rápidas, manejando la posesión en algunos partidos. El hecho de no tener una identidad clara hace pensar a algunos que no tenemos un juego pero la verdad es que no tenemos uno, tenemos muchos".
No importa tanto el camino hacia la victoria como la victoria en sí misma. Da igual si hay que colgarse del larguero en el Etihad o remontar con los suplentes al Bayern; el Madrid a veces te gana con el balón y, otras, sin él. Tanto monta, monta tanto. Lo cierto es que los blancos van ganando sin convencer en España y en Europa mientras siguen buscando el rock and roll.
Queda por saber si Ancelotti cambiará el sistema o le pide a algún jugador que se adapte al sistema.
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