Fútbol
Quincy Promes, futbolista del Spartak de Moscú, también está siendo investigado por "asalto grave" tras apuñalar a su primo.
Quincy Promes, futbolista del Spartak de Moscú y exjugador del Sevilla, está siendo procesado en Países Bajos por la presunta importación de más de 1.300 kilos de cocaína interceptados en dos cargamentos en el puerto belga de Amberes a finales de enero de 2020, según ha informado la fiscalía neerlandesa.
Se trata de dos cargamentos de cocaína, uno de unos 650 kilos y otro de 713 kilos que fueron interceptados por las autoridades portuarias belgas hace más de tres años. Se trata de una operación de narcotráfico en la que la fiscalía neerlandesa implica al futbolista, según ha confirmado el Ministerio Público de Países Bajos.
El exjugador del Ajax de Amsterdam e internacional con Países Bajos es sospechoso de narcotráfico y participación en una organización criminal en un procedimiento judicial cuya audiencia preliminar está programada para el próximo lunes, jornada en la que también se escucharán las explicaciones de su abogado, Robert Malevicz, sobre este caso.
Apuñaló a su primo
Por otro lado, ha salido a la luz que a mediados de marzo la Fiscalía neerlandesa reabrió otra investigación penal a este futbolista de 31 años por "asalto grave" tras apuñalar a su primo en una rodilla en una fiesta familiar en julio de 2020, aunque descartó el intento de asesinato porque no hay pruebas suficientes para establecer que el objetivo del agresor fuera "matar a la víctima".
Promes habría agredido a su primo con un cuchillo, alcanzando un tendón y causándole "lesiones graves en la rodilla" y problemas para caminar durante mucho tiempo. De hecho, aún no puede correr ni ponerse de cuclillas y sufre trastorno de estrés postraumático.
El futbolista siempre ha negado la agresión a su primo, pero en conversaciones telefónicas intervenidas por la policía se le puede escuchar confesando el apuñalamiento, según la fiscalía.
El Ajax, equipo para el que jugaba el internacional neerlandés cuando fue detenido en 2020, lo vendió dos meses después al Spartak de Moscú por 8,5 millones de euros más variables, casi la mitad de los 15,7 más variables que pagó al Sevilla, en el que militó durante la temporada 2018/19.